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Los vapores veraniegos dan paso a una segunda jornada del Bilbao BBK Live amenazado por la lluvia

Mucho ha cambiado el aspecto de Kobetamendi en unas horas, pues se ha pasado del espléndido tono veraniego de la primera jornada a un cielo plúmbeo orgulloso de su amplia gama de grises. Con todo, los grupos han ido actuando a la espera de Kravitz y R.E.M.

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Anartz BILBAO y Pablo CABEZA

Las primeras horas de la mañana del sábado se iluminaron de blancos rotos y una buena capa de nubes cargadas de agua de verano. No tardó, por tanto, en llegar el sirimiri a las campas de Kobetas, contratiempo que afortunadamente no fue más allá de un generoso riego puntual que, si bien inoportuno y tristón, no se transformó en barrizal, por lo que hasta el principio de la noche la jornada se desarrolló con normalidad. Cuestión diferente es lo que ocurriese de esas horas en adelante, pues la fina lluvia comenzó a tomar la colina y el pánico en forma de invierno, no más de 16 grados, se estaba apoderando del ánimo y el espacio al inicio de la noche y antes del turno de Lenny Kravitz y R.E.M.

La fiesta del sábado la abrieron Dynamo, de Getxo, puesto ganado en el Bilbao BBK Live por ser los ganadores de la pasada edición del concurso pop-rock de Euskadi Gaztea (ahora eGaztea). Llevan un año muy intenso, actuando en escenarios comprometidos y creciendo a zancadas, por lo que el amplio escenario de Kobetas no se les atragantó. Cada vez más entonados y próximos a su sonido, Dynamo fueron seguidos con interés por un millar de personas. Bastante más que la apertura del día anterior, pero ya con la gente de ambas zonas de acampada asentada y con otro espíritu en el cuerpo.

Tras los cuarenta minutos de Dynamo, traslado de pasos hacia el escenario donde actuaban Krakovia, formación madrileña que gracias a la presencia de la pin-up Vinila (es un punto de vista) está consiguiendo una fuerte repercusión mediática que se salda con numerosas actuaciones importantes. Con un sonido entre el rock, el pop de primeros ochenta y los Sigue Sigue Sputnik, Krakovia entusiasmaron al par de miles que se habían sumado al plan bailable de Vinila y Petra (berlinés), los dos cantantes de la banda. Entre el público masculino fueron numerosos los piropos dirigidos hacia Vinila Von Bismark (de nombre real Irene López, de Granada), quien los tomó con placer, coquetería y muchas ganas. La actuación finalizó con una ardiente y colérica versión de «Una noche en Texas», de los recordados Parálisis Permanente.

Los festivales pop-rock se están centrando en los nombres fuertes, convirtiéndose buena parte de la programación en un apaño. De esta forma, The Pigeon Detectives, desde Leed, no pasó de ser una banda de recurso, floja y realimentada por los medios. De vuelta al escenario uno, desde Toledo llegaron The Sunday Drivers, correctos, pero faltos de la clase de unos Raveonettes, The Gist, Dandy Warhols, Charlatans o Morcheeba del día anterior. Así que a falta de ver a The Fratellis (prometedores), The Prodigy, Kravitz y R.E.M., la del sábado iba camino de convertirse en una tarde muy inferior a su pretérita. Si el tiempo ahogó el resto de la fiesta, se lo contaremos mañana. De momento es tiempo de repasar el final de la noche del viernes.

Luces, sonido y «Message in  a bottle»

Sting, Andy Summers y Stewart Copeland, el trío original que concluyó su etapa como The Police hace ya más de dos décadas, visitó anteayer Kobetamendi para demostrar que, aunque el público y los músicos envejecen, no así sus luminosas canciones. La banda inglesa reunió a más de 35.000 aficionados (según datos facilitados por la organización), ansiosos de ser testigos de un acontecimiento musical único: el regreso en directo de una leyenda del pop. Una aparición estelar que eclipsó al resto de las bandas que actuaron en el «picnic» veraniego, desarrollado en un ambiente distendido y veraniego.

Para cuando el veterano trío londinense pisó el escenario principal, la primera jornada del festival había vivido una soleada jornada musical en la que actuaron Gari -el ex Hertzainak es capaz de comerse cualquier escenario-, el cuarteto luso The Gift, la pareja danesa The Raveonettes y Morcheeba, banda británica que hizo bailar a un público más acostumbrado a ser espectador que partícipe. Para entonces las colas para tomar el autobús de acceso al festival rodeaban el edificio de Hacienda en los alrededores del San Mamés, un hervidero de gente ansiosa por ver en vivo a sus mitos musicales. Entre los comentarios de los asistentes, constantes referencias al «concierto», en singular, como si en el festival no tocara más que el trío liderado por Sting. En lo referente al atuendo, los agresivos tatuajes del Kobetasonik se tornaron esta vez en motivos tribales y el negro predominante en el festival heavy metal era aquí una ensalada variada de colores veraniegos. La media de edad, por encima de los treinta (The Police lo dejaron en el 84 y la entrada del día costaba ayer 72 euros), con algún que otro niño ilusionado iniciándose en el rock de la mano de sus padres y madres.

Antes de anochecer y tras el dúo The Raveonettes, renovadores del sonido de The Everly Brothers y de la Velvet, y el siempre interesante trip hop de Morcheeba, The Dandy Warhols abordaban un escenario principal sorprendentemente semivacío. Quince minutos enérgicos del cuarteto -sin bajista-, con el hit «Bohemian like you», no salvaron una propuesta anodina, carente de actitud e intensidad. Después de los de Oregón (Estados Unidos), The Charlatans actuó en el escenario secundario, y los miles de aficionados que para entonces abarrotaban el recinto festivo y habían preferido reservarse, en un ambiente distendido y relajado, para el acontecimiento del día sin prestar excesiva atención al resto de las bandas, comenzaron a «tomar» posiciones para no perderse ni un detalle de la actuación del trío británico. Motivo que nos permitió disfrutar, casi a pie de escenario, del intenso y entretenido set de The Charlatans, veterana banda de «Madchester», con un frontman que recordaba a un Andy Warhol con el pelo tintado de azabache. Su directo, que presentaba su nuevo lanzamiento «You cross my path», nos gustó.

Con puntualidad británica y sin artificio saltó a escena Police, mientras los primeros acordes de «Message in a bottle» sonaban cristalinos y un incipiente sirimiri, que no se quiso perder el concierto, refrescaba el ambiente. Después, y para seguir volando alto, «Walking on the moon» con un juego de luces preciosista que, a lo largo del concierto, iluminó la mansa lluvia y las cabezas de los espectadores, con las palmas en alto, creando un curioso efecto óptico. En este punto Sting, con barba y empuñando su bajo envejecido, presentó la banda en castellano y siguió tocando canciones y canciones, que no es poco. Si dos semanas antes vivimos el circo de Kiss con todos sus artificios (un tanto ridículo, pero fabulosamente divertido), fue el excelente juego de luces la única distracción visual que ofreció una banda cuyos ya clásicos temas, conocidos y tarareados en un karaoke masivo por 35.000 gargantas, sonaron cristalinos y luminosos. Cien minutos de grandes éxitos en la voz de Sting, las pinceladas de la guitarra de Summers y el apoyo rítmico del magistral batería Copeland, sonando casi igual que en los discos. En los bises, colofón con «Roxanne», «Next to you» y «So Lonnely», y la colaboración estelar del sirimiri, que volvió a hacer acto de presencia.

Antes de dar paso a los Dj-s, el colofón de la jornada la puso la irreverente banda francesa Fancy, con el falsete divertido y ridículo de su frontman travestido.

Con miles de húmedos -por la lluvia- melómanos retornando a las entrañas de la ciudad, los getxotarras We are Standard (cuanto mayor se hace la banda, más se alarga su nombre) actuaron en la carpa de los Dj-s, demostrando con contundencia y chulería que son una banda capaz de aguantar el pulso a los grupos más grandes del rock en cualquier festival, con su rotundo hit «On The Floor» y temas nuevos que sonaron con empaque.

Ficha

Festival: Bilbao BBK Live.

Fecha: 04-07-08 y 05-06-08.

Lugar: Kobetamendi (Bilbo).

Precio: 72 euros por día.

35.458
asistentes

Disfrutaron, según datos facilitados por Last Tour International, organizadora del evento, del histórico retorno a los escenarios del mítico trío británico The Police.

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