Un plan cojo y carente de ambición
El viceconsejero de Política Lingüística, Patxi Baztarrika, presentó ayer en sociedad su programa de desarrollo del «Plan de Normalización del Uso del Euskara en el Gobierno Vasco» para los próximos cinco años. Un plan colmado de intenciones y objetivos, pero que deja fuera a un amplio y determinante colectivo de empleados públicos. Es el caso de Ertzaintza y Osakidetza, pero también el de todos los altos cargos y el de aquéllos que han superado los 45 años. Por lo tanto, y de entrada, un plan parcial, demasiado parcial si tenemos en cuenta la relevancia de que ertzainas, médicos, enfermeras y quienes toman las principales decisiones en este país se comuniquen en euskara.
Para el resto de los empleados, éste es ya el cuarto plan quinquenal que entra en vigor. Y los datos que el propio Baztarrika ofreció en torno a la presencia y uso del euskara hoy en día en la Administración pública no son nada alentadores. El 59% de los trabajadores no tienen obligación alguna de justificar ningún nivel de conocimiento de euskara, y del 41% restante, por una u otra razón, no llegan a la mitad los que ya han acreditado el que les corresponde. Pero ni siquiera eso es lo más preocupante. Lo que realmente pone los pelos de punta es que el eje del plan, lo que el propio Baztarrika califica como su piedra angular, es «avanzar sin prisa pero sin pausa». Treinta años después.