Balance del euskara en Ipar Euskal Herria: «Negro pero no fatídico»
A pesar de que los datos presentados como resultado de la 4ª Encuesta Sociolingüística indican un leve aumento cuantitativo de euskaldunes en los últimos años, la tendencia general sigue siendo decreciente en los tres territorios del norte de Euskal Herria. Aún así, se confirma la necesidad de centrarse en el sistema educativo puesto que la euskaldunización de las generaciones jovenes se ha desarrollado sobre todo en este ámbito, y no tanto en el familiar.
Xabi HERNANDEZ |
Las estadísticas realizadas en base al estudio de la situación sociolingüística del 2006 confirman la regresión que viene padeciendo el euskara en Ipar Euskal Herria, principalmente en lo que a su uso se refiere. Los resultados mostrados por esta fotografía lingüística no son muy alentadores, pero sus impulsores miran al futuro con cierto optimismo; eso sí, agarrados a un clavo ardiendo. Y es que la evolución del porcentaje de vascófonos comprendidos entre 16 y 24 años ha tenido un cambio relativamente significativo ya que, «por primera vez» ha subido de forma parcial.
Aunque los datos de la situación del euskara referentes a la totalidad de los territorios fueron publicados con anterioridad, la Oficina Pública del Euskara (OPE) presentó la semana pasada en un acto público los relativos a Lapurdi, Nafarroa Beherea y Zuberoa. Fue el reputado sociolingüista Erramun Bachoc -quien ha llevado a cabo el análisis de esos datos a petición de la OPE-, el encargado de difundirlos en presencia de diferentes organismos del mundo del euskara.
Trayecto de 15 años
Esta es la cuarta encuesta que se viene haciendo desde 1991 y, por ello, permite hacer balance de estos últimos quince años. Según señaló Bachoc, al analizar la evolución de este periodo, aparecen dos características «claras» que afectan de manera directa a la cantidad porcentual y absoluta de vascoparlantes: por un lado, el proceso de envejecimiento de la población autóctona y, por otro, la influencia en el flujo migratorio de los habitantes venidos del exterior que han aumentado notablemente. (17.000 en la década de los 90).
Estos factores se convierten en argumento a la hora de mirar hacia el futuro. De hecho, Erramun Bachoc afirmó con rotundidad que «prefería mirar a las escuelas sin atardarse en los cementerios», en alusión al desajuste demográfico. Por lo tanto, apostaba abiertamente por centrar los esfuerzos en las generaciones futuras de jóvenes y, más concretamente, en el ámbito educativo, a la hora de promover e ir apuntalando el aprendizaje y uso del euskara, una línea de acción ya emprendida por la OPE.
El sociolingüista reforzó su razonamiento basándose en los datos revelados por la encuesta, que no han hecho más que corroborar las impresiones detectadas anteriormente.
Primero, aunque la utilización de la lengua vasca sigue en declive, la curva del conocimiento y la capacidad lingüística han experimentado una leve subida precisamente en el grupo de edad más joven analizado (16-24 años); y, en segundo lugar, el ámbito de euskaldunización actual se sitúa en las aulas y no en la transmisión de vínculo familiar, que sigue siendo otro de los eslabones débiles. Aun así, recordó que «una lengua no puede «salvarse únicamente en las aulas».
Bachoc hizo hincapié, asimismo, en canalizar parte del trabajo a realizar en los llamados «bilingües receptores», es decir, en aquellas personas capaces de entender el euskara pero no de hablarlo, «porque son los futuros usuarios potenciales de la lengua».
«Vascoparlantes ocasionales»
Otro de los factores por el que Bachoc mostró preocupación fue el de la motivación, uno de los ingredientes básicos para aprender y utilizar la lengua. Dijo que la capacidad lingüística ha crecido pero no así la motivación. Su descenso, según él, ha ido consolidando la proliferación de lo que denomina «vascoparlantes ocasionales», o hablantes que conocen la lengua pero la utilizan ocasionalmente: 40% en BAB, otro tanto en la zona intermedia y un 31% en Nafarroa Beherea y Zuberoa.
Previamente, Erramun Osa, coordinador para la política lingüística del gobierno de Lakua, expuso los datos más significativos referidos a la situación de Euskal Herria en su conjunto.
Tanto él como Bachoc mencionaron «el reconocimiento y la cobertura legal» que necesariamente debiera tener una lengua minorizada como la vasca en vistas a su impulso y futura normalización pero, como si de un tabú se tratase, nadie hizo ni la más mínima alusión a la demanda de oficialidad tantas veces reclamada y otras tantas denegada.
Todos los intervinientes se quedaron en las recomendaciones harto repetidas, como la necesidad de políticas lingüísticas «eficaces», de «fomentar la adhesión popular», de aumentar «los espacios sociales vascófonos»... Criterios de sobra conocidos, pero hoy por hoy sin ejecución práctica suficiente, según han venido denunciando distintos colectivos en favor del euskara. No obstante y a pesar del tono de poca sorpresa y cierta resignación que podía percibirse entre la asistencia según caían los datos, los responsables de la encuesta prefirieron optar por una nota positiva: «el balance es negro pero no fatídico».
Ezagutza gorantz eta erabilera geldo samar. Hori da, bi hitzetan eta euskal biztanleria orokorrean hartuta, Euskararen IV. Inkesta Soziolinguistikoaren ondorio nagusia. Aipatu inkestaren datuak 2006an bildu ziren eta 16 urtetik gorako biztanleei dagozkie. Araba, Bizkaia eta Gipuzkoan 3.600 pertsonari egin zieten inkesta; Nafarroan, 1.600ri eta Lapurdi, Nafarroa Beherean eta Zuberoan, berriz, 2.000ri. Guztira, 7.200 inkesta. Lau atal aztertzen ditu 1991n abiatutako eta bost urtetik behin egiten den inkestak: lehenik, euskararen ezagutza edo hitz egiteko gaitasuna; bigarrenik, hizkuntzaren transmisioa; hirugarrenik, erabilera eremuka (familian, lagun artean, lanean...); eta, azkenik, gizarteak euskararekiko eta bere sustapenarekiko duen jarrera.
Datuok aztertzerakoan kontuan izan behar da euskal gizartea orain hamabost urte baino zaharragoa dela eta, bestalde, etorkinen kopurua asko hazi dela, batik bat, Hego Euskal Herrian.
Euskal Herriko ia 2.600.000 biztanleetatik %25,7 elebidunak dira, hots, euskaraz eta erdaraz egiteko gai dira; %15,4k ulertzen du euskara nahiz eta ondo hitz egiteko gauza ez izan, eta %58,9k ez du euskararen inolako ezagutzarik. 1991ko datuekin erkatuta elebidunen kopuruak ia hiru puntu egin du gora, orduan 16 urtetik gorako 2.371.100 biztanletik %22,28 baitzen elebiduna. Hego Euskal Herrian, batez ere gazteak dira elebidunak eta Ipar Euskal Herrian, aldiz, 65 urtetik gorakoak.
Bigarren atalean, hau da, belaunaldi berrietan familian izaten den transmisioari dagokionez, EAEn eta Nafarroan guraso elebidunak dituzten seme-alaba ia gehienek, %98k, euskara jasotzen dute eta Ipar Euskal Herrian, berriz, zertxobait txikiagoa da ehuneko hori (%80).
Erabilera ez da ezagutza adina hazi azken hamabost urteotan. Egun, hizkuntza-gaitasuna duten gehienak euskaldun berriak dira baina, askotan, ingurune erdaldunean bizi dira eta erabilera-eremu urriak dituzte. Araba, Bizkaia eta Gipuzkoan erabilerak gora egin du, Nafarroan mantendu, eta Ipar Euskal Herrian jaitsi egin da.
Euskararen aldeko jarrera eta euskara sustatzeko gogoa hazi egin da. 1991ko datuekin alderatuta, nabarmena izan da Nafarroan izan duen gorakada. Izan ere, kontrako jarrera dutenak (%34,2) jaitsi diren ia proportzio berean hazi dira alde daudenak (% 37,7). Ipar Euskal Herrian, aldiz, gizartean oro har euskararekiko aldeko jarrerak gora egin badu ere, hizkuntza sustatzeko aldekotasunak apur bat behera egin du eta aurkako jarrerek gora egin dute.
Arantxa MANTEROLA