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El Tour se decide en los Alpes

«Siempre me ha gustado el orgullo de los vascos, no de ser mejores, sino distintos»

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MARZIO BRUSEGHIN, CICLISTA DEL LAMPRE

El italiano se ha dedicado toda su vida a trabajar para los demás y en la única oportunidad que ha tenido libertad alcanzó el podio del Giro. No reclama por ello mayor liderazgo en un equipo en el que asume que Cunego es el líder y en el que lamenta la ausencia del bueno de Patxi Vila, apartado por positivo, que le ha ayudado a apreciar a un pueblo vasco del que valora su forma de incidir en sus diferencias, lo que considera positivo en un mundo globalizado en el se pierde la identidad de todos.

A Marzio Bruseguin le tocó trabajar ayer en ayuda de Cunego en Prato Nevoso. Admite que su líder no está como quisiera, aunque espera que mejore en las próximas etapas de un Tour ante el que el tercero del último Giro no demuestra entusiasmo.

¿Con qué objetivos ha venido al Tour tras su podio en el Giro?

He venido aquí sobre todo para echarle una mano a Cunego y también para intentar estar a tope para los Juegos, para llegar a Pekín lo mejor posible. Si no pasa nada, voy a correr la ruta y la contrarreloj. El jefe del equipo será Bettini. Es el campeón del mundo y olímpico y en las carreras de un día es el más fuerte del pelotón. También estará Damiano y haré la ruta para ayudarles y en la crono no me pongo objetivos. La haré a tope y luego veré qué hacen los demás.

¿Esperaba en su primera opción como líder acabar tercero del Giro tras Contador y Riccó?

Damiano centró su temporada en el Tour y el equipo se quedó sin líder en el Giro. Me ha tocado esta oportunidad de intentar aprovecharlo lo mejor posible. Me ha salido bien y estoy satisfecho. Siempre he pensado que estaba en condiciones de hacer entre los cinco mejores en una grande. Para hacer podio tenía que tener suerte y juntarse unas circunstancias favorables. Este año se ha juntado todo.

¿Cuando un hombre que ha trabajado siempre para los demás hace podio en una grande cambia su mentalidad en el futuro?

Yo siempre he tenido ese rol en los equipos donde he estado y estoy contento de hacer eso. Este año me ha tocado así y ha salido bien, pero de cara al futuro es una pregunta para los directores, si cambian su intención conmigo. Tengo 34 años, el trabajo de gregario ya lo sé hacer y eso nadie me lo va a quitar. Si tengo otra vez la oportunidad de ser líder, bien. Si no, estoy satisfecho de mi historia deportiva.

Porque en Lampre está Cunego y va a seguir en este equipo...

Seguiré hasta el 2010 en Lampre, llevo tres años en este equipo y estoy bien. En el 2010 veremos si merece la pena seguir o no. Ciclistas como Voigt demuestran que ya no hay edades para dejarlo si uno está bien y se encuentra a gusto. Cada atleta y cada persona tiene su ciclo biológico, hay gente que se les ve con 23 años y parece que tienen 30 y otros parecen tener menos. Yo he tardado en madurar físicamente y puedo seguir unos años más en este mundo.

¿Cómo ve a Cunego en el Tour?

Esperaba que estuviera un poco mejor, pero creo que puede mejorar y dejar una señal de que él está y de que puede ganar una etapa en los Alpes porque es rápido y si llega en un grupo con cinco o siete puede vencer al sprint. Tiene que jugar sus posibilidades. Acabar en el podio o entre los cinco primeros lo veo difícil, pero sí puede ponerse entre los diez primeros.

Ayer les tocó trabajar para Cunego... ¿Para él y los italianos es especial llegar a Prato Nevoso?

Al final para los italianos la carrera más importante es el Giro y a mí el Tour nunca me ha gustado. Y también para Damiano o para el equipo no cambiaba mucho que el Tour llegue a Italia o no. Damiano y el equipo han centrado la temporada en el Tour y así cualquier etapa, aunque sea en Japón, es importante.

¿Por qué los italianos, a diferencia de los demás, se centran en el Giro y no les atrae el Tour?

Porque es la carrera de nuestro país, pasa por nuestras carreteras, cerca de nuestras casas y eso te motiva más. Además tiene una historia detrás. El Tour es demasiado grande, poco humano, y ésa es la parte peor de esta prueba, que es más a veces un circo que una carrera. El Giro es más humano y en Italia hay una afición distinta. En el Tour, quitando a los vascos en los Pirineos, el público que se acerca es de circunstancias y le atrae más la caravana y todo el circo que mueve la carrera. En el Giro, la gente va más por afición.

¿Usted guarda una simpatía especial por los vascos?

Me gusta mucho su cultura, su tradición y toda la forma de ser de los vascos. Tengo un viñedo, produzco vino y a este vino le he puesto el nombre de Amets. Mis perros se llaman Hiru, Izar y Haritz. Siempre me ha gustado la cultura vasca, el orgullo de los vascos. No de ser mejores, sino de ser distintos. En un mundo de globalización como éste, ser distinto ya es importante.

¿Desde cuando tiene ese sentimiento hacia los vascos?

Cuando estuve en Banesto había vascos en el equipo, también por los viajes realizados al País Vasco para disputar las carreras y hablando mucho con mi compañero Patxi Vila, que sabe muchas cosas. Así te das cuenta de que vuestra forma de mantener la tradición es muy fuerte, porque a veces parece que uno tiene vergüenza de su identidad y de su idioma y yo valoro que un pueblo quiera mantener sus raíces y su propia cultura.

Le veo aprendiendo euskera...

Ya me compré un diccionario de castellano y euskera para aprender algo, pero la forma gramatical es muy difícil. Tendría que ir a vivir un tiempo al País Vasco para aprenderlo bien.

Joseba ITURRIA

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