La operación policial que se saldó con nueve detenidas y detenidos en Bizkaia ha sido recibida con alborozo entre quienes siempre han sostenido que la represión es la única fórmula para afrontar el problema político que hace que ETA siga siendo una realidad cuarenta años después de su fundación.

Santiago González, en «El Mundo» advertía que «La operación de la Guardia Civil fue perfecta, ejemplar y es un golpe duro para ETA. Debilita su estructura y seguramente nos ahorra la continuidad de la campaña de bombas en las playas, a juzgar por los mapas que le fueron intervenidos a Goikoetxea». Albricias, pues.

Su felicidad era aún mayor porque «ningún partido nacionalista le ha sacado defectos y con eso está dicho casi todo. Ni la portavoz de Ibarretxe, ni el portavoz de Madrazo, dicho sea sin ánimo de señalar. A falta de que el consejero de Justicia ponga algunas pegas a la operación, Aralar ha pedido al Gobierno que respete los derechos y la integridad de los detenidos y ha aprovechado el viaje para exigirle que `derogue tanto las leyes como la jurisdicción de excepción, que son estructuras que no concuerdan con los principios democráticos'. O sea, la Ley de Partidos y la Audiencia Nacional». ¡Que felicidad! ¡Todos tan contentos...!

Y más, y más: «El presidente de la ejecutiva vizcaína del PNV, Andoni Ortuzar, expresó sin complejos su `satisfacción' por la detención de unas `personas que cometen atentados y traen mucho sufrimiento al país'. También dijo que `ETA es el mayor freno que tiene el nacionalismo vasco para conseguir avanzar en las cotas de autogobierno'».

Hasta ahí le deja jugar González a Ortuzar pero llega el momento de parar: «Es aquí donde su capacidad descriptiva comienza a hacer aguas. El último avance de autogobierno ha sido posible gracias al voto del desdén que la marca de Batasuna PCTV-EHAK dejó caer como un salivazo doblemente decisivo sobre la ley de la consulta de Ibarretxe. Fue el voto necesario para que el proyecto fuese aprobado en el Parlamento vasco e Ibarretxe diese un paso más hacia el desastre. O hacia el ridículo». Están encantados de haberse conocido.