Raimundo Fitero
¡Que te den!
Saturado de portadas, imágenes policiales, discursos baratos, despliegues y contenciosos administrativos, me agarro a la última «ristada», la actuación más patética del parásito televisivo. Evaristo que te han visto. Risto Mejide hizo un último discurso enajenado, para demostrar una vez más que es una patología televisiva. Su soberbia es tan inconmensurable que no se ha dado cuenta de que sin su participación OT seguiría haciendo una parte pequeña de algún anuncio de compresas o limpia hogares. Se ha creído tanto su personaje que ha logrado el rechazo unánime. Y solamente queda una duda. Lo suyo ¿es un montaje de los guionistas o es fruto de una personalidad desequilibrada?
Finalizó la edición de OT en la que el tal Risto ha pretendido, con el consentimiento de los responsables del programa, convertirse en la estrella. Ha tenido conflictos con todos. Con sus compañeros de jurado, con el presentador, con el director de la academia, con los concursantes y con el público asistente. Una especie de provocador con gafas de policía macarra con moto de películas de serie negra. Ha deteriorado por activa y por pasiva al propio programa, lo ha llamado de todas las maneras imaginables para ofender a sus productores, lo último calificarlo como el karaoke más caro del mundo. Está claro que o es así de cretino, lo lleva en su código genético y lo entrena diariamente, o es un gran actor, que ha hecho el papel de su vida.
Me apunto a la primera opción. Se trata de un tipo ocurrente, de frases aceradas, y me provoca una frustración. En ocasiones estoy de acuerdo con lo que expresa, pero como lo expresa dentro de un contexto de amargura y en una postura tan insultante, me revuelvo, y me hace ponerme del lado idiota de la vida, para salvar a esos pichoncitos de los concursantes que, por si acaso lo dudan, cobran menos que él, aunque tengan más futuro y reciban más cariño que el que recibirá este hombre que se fue de malas maneras dos minutos antes de acabar la gala final. No volverá. Su tiempo de OT está finalizado. Ahora le queda la portada de Interviú o de Zero. Javier Vázquez no se reprimió y lo dijo bien alto: «¡Que te den, Risto!».