El presidente de Sudán, Omar al-Bashir, lanzó ayer duras críticas contra el fiscal del Tribunal Penal Internacional (TPI), Luis Moreno Ocampo, durante su viaje a Darfur. Se trata de la primera visita del mandatario a esta zona después de que Ocampo pidiera su detención por genocidio y crímenes de guerra en esta región, en la que en los últimos cinco años han muerto al menos 300.000 personas y más de dos millones han tenido que abandonar sus poblados.

Al-Bashir está acusado, entre otros cargos, de armar a las milicias Janjaweed y «crear un plan para destruir una parte sustancial de las etnias fur, masalit y zaghawa», que son la mitad de la población de Darfur, de 4,5 millones de habitantes.

De gira por las tres capitales de la región, ayer hizo su primera parada en al-Fasher, al norte. Ante miles de personas, acusó al fiscal del TPI de estar mintiendo. «Todos sabemos que hay problemas en Darfur y que se han cometido injusticias. Pero, todo lo que ha dicho Ocampo son mentiras», remarcó ante unas 5.000 personas.

«Si quiere aterrorizarnos, le diremos que no nos postramos ante nadie más que ante Dios todopoderoso», añadió encaramado a una furgoneta y blandiendo un bastón de mando.

Denunció que «las fuerzas que mueven a Ocampo intentan impedir que avancemos, obstruyendo las elecciones y saboteando los esfuerzos para alcanzar la paz en Darfur».

Asimismo, regaló todo tipo de promesas sobre la vuelta de los servicios a esta región. «Vamos a devolver a los desplazados y a los refugiados los servicios básicos como el agua, la sanidad y la electricidad», afirmó en un intento por lavar su imagen.

Dirigiéndose a los habitantes de Darfur, aseguró que «les devolverá la paz y la seguridad».

Esta visita se produce en un momento de máxima tensión tras la petición de arresto de Ocampo y la muerte de siete soldados de la Minud, la misión conjunta de la Unión Africana (UA) y la ONU. Los países árabes han rechazado en bloque los cargos contra el presidente sudanés, proponiéndole un plan conjunto para superar la crisis.

Aunque los detalles no han trascendido, algunos medios han desvelado que la Liga Árabe ha propuesto que los dos primeros acusados por el TPI de genocidio, el ex viceministro de Interior, Ahmed Harun, y el líder de las milicias Janjaweed, Ali Kushayb, sean juzgados por tribunales sudaneses.

El secretario de la Liga Árabe, Amr Musa, adelantó que Sudán ha aceptado este plan, si bien Jartum no lo ha confirmado. Fuentes del Consejo de Seguridad de la ONU indicaron que la entrega de ambos sería un gesto «favorable» para al-Bashir. Pero, éste ya ha dejado claro por activa y por pasiva que no entregará «ni un solo pelo» de un ciudadano sudanés para que sea juzgado en el exterior.

Por otra parte, el Movimiento Justicia e Igualdad (JEM, por sus siglas en inglés) acusó a la UA de actuar con parcialidad y aseguró que los milicianos ya no reconocerán su labor como mediadora en el proceso de paz.