Entre el sábado pasado y el lunes de esta semana, día festivo en Japón, 1.251.107 espectadores se acercaron a las salas cinematográficas atraídos por las aventuras del pez de colores Ponyo, en una película para todos los públicos que fue proyectada en 481 pantallas del país. La salida de un «nuevo Miyazaki» es siempre un acontecimiento nacional en Japón, donde pequeños y grandes copan las salas atraídos por el particular «universo miyaziano». En comparación, «El viaje de Chihiro» -también de Miyazaki, Oso de Oro de la Berlinale 2002, Óscar a la mejor cinta animada en 2002- que hasta el momento había sido el éxito más importante de la cinematografía japonesa en términos de ingresos, habría conseguido un total de 1.234.368 entradas en el curso de los tres primeros días de explotación en 2001; es decir, 16.739 menos que «Ponyo».

En tres días, el nuevo Miyazaki obtuvo 1,58 mil millones de yens de taquilla (9,4 millones de euros), cifra en la que no se incluyen las ganancias logradas con las ventas de los productos derivados, sobre los cuales los japoneses se lanzan a las salidas de los cines. El cd de la banda sonora, que ha sido profusamente difundida durante los últimos seis meses en todas las radios japonesas, se encuentra situado en una excelente plaza del hit parade. Y todos los pequeños espectadores sabían cantar «Ponyo, Ponyo, Ponyo, sakana no ko» («Ponyo, niña pez») cuando salía el «The end» en la pantalla grande.

Según la encuesta realizada por la empresa Toho, uno 45% de los espectadores acudieron en familia a ver una historia que ha sido dibujada para que los niños la comprendan tanto, sino más, que los adultos, según precisó Miyazaki. El mangaka y productor de dibujos animados o anime japonés, es autor de populares filmes de animación como «El viaje de Chihiro», «La princesa Mononoke» y «El castillo ambulante». La mayor parte de su obra ha estado enfocada a los niños, al punto de ser llamado el «Disney japonés». Su obra trata temas de contenido, con mensajes antibélicos, o abordando asuntos complejos como el hombre y la naturaleza, el individualismo o la responsabilidad, lo que le ha valido el reconocimiento público de Occidente y de los especialistas.

La intención de Miyazaki ha sido la de hacer la película al estilo tradicional, sin la ayuda del ordenador, e ilustrada en acuarela y pastel. Según el productor Toshio Suzuki: «Incluso las olas del mar, que son el escenario principal de la historia, han sido ilustradas a mano. Creo que esto será algo que no se había visto nunca».

«Ponyo» cuenta la historia de una pececilla que se escapa del fondo del mar sobre la espalda de una medusa y encuentra a un niño de cinco años, Sôsuke, de quien se enamora.