Sólo por una deliberada intención de hacer ruido para distraer la atención puede explicarse la profusa y detallada explicación sobre las intenciones del desarticulado complejo Vizcaya . El Ministerio del Interior, que debiera ser en estos casos circunspecto y cauto, no ha ahorrado pormenores sobre los presuntos objetivos que ETA tenía planeados para ser ejecutados por los detenidos. (...) Al exceso de locuacidad triunfalista del Gobierno español -todo vale para que se hable menos de la crisis- hay que sumar la macabra competencia de algunos medios de comunicación de gran difusión, que exprimiendo sus contactos con fuentes policiales o judiciales rivalizan para vender más ofreciendo públicamente detalles más orientados al morbo que al servicio de la sociedad. Por cierto, no deja de ser preocupante esa costumbre de que desde ciertos juzgados se filtren con el mayor descaro detalles de una instrucción que debiera ser secreta. Por los medios se han enterado los ciudadanos de dónde estaban los zulos, qué había en ellos, en qué lugares iban a ser cometidos graves atentados, a qué juez querían asesinar y a un concejal de qué partido le tenían preparado un secuestro a lo Miguel Ángel Blanco. Parece como si se pretendiera amplificar el terror (...). Mientras se traslada un plus de preocupación a la ciudadanía, se satisface el triunfalismo del Ministerio del Interior y se encubre la crisis económica. Misión cumplida, pues. Y felicidades al aparato de propaganda.

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