Joseba ITURRIA | ENVIADO ESPECIAL

El corredor del Euskaltel fue una de las alegrías vascas en el inicio de la temporada en una demostración de que puede estar adelante. Algo que hasta en este mismo Tour se ha comprobado en las etapas alpinas, cuando se ha recuperado lo suficiente a pesar de las secuelas de su caída para aguantar con los mejores hasta la parte final de la Bonette de Restefond y para acabar el 25 en Alpe d' Huez. Cualquiera que lo ha visto magullado durante el Tour da un gran valor a todo lo que ha sufrido para poder llegar hoy a París.

Tras acabar séptimo la París Niza, decidió no estirar su mejor momento de forma para llegar bien al Tour y...

Podía haberlo estirado, pero el segundo objetivo era llegar bien al Tour y decidimos parar. Fui a la Vuelta a Suiza, me probé dos días y me encontré bien y luego decidí ir tranquilo. En el Tour, en el primer final en alto, hasta el último kilómetro estaba con los mejores y luego justo cuando la carrera llegó a los Pirineos se fue todo al traste y lo más triste es que no fue por fallo mío, sino por el que tuvo Cadel Evans. Yo estaba bien colocado, el noveno del grupo. Iba tirando el equipo y yo estaba el último, hasta que Evans se comió la curva y me tiró al suelo.

¿Qué pensó en ese momento?

Con la leche que tenía, creía que se había acabado el Tour. Pasé las etapas de los Pirineos sufriendo como podía para ver si iba mejorando y, aunque lo veía bastante negro, he mejorado lo suficiente con la idea de hacer algo en los últimos días.

¿Qué es lo que más le perjudicaba de las secuelas de la caída?

Tenía una costilla o dos que me oprimían y no podía respirar. En cuanto se apretaba un poco me ahogaba y no podía seguir.

¿Llegó a pensar en el abandono al verse tan mal en las etapas de los Pirineos?

Ha resultado duro tanto física como psicológicamente. Verte que te quedas de los primeros en un puerto junto con tres sprinters que no suben nada fue muy duro. Pero en ningún momento he pensado en bajarme. En esa etapa que me quedé enseguida con los sprinters sí que pensaba que llegábamos fuera de control y que ahí se acababa el Tour. Pero en bajarme no he pensado nunca. Si no, me habría bajado.

¿Qué supone verse en las dos últimas etapas de los Alpes cerca de los mejores ?

De un día para otro me he ido encontrando mejor de la caída y eso es una señal buena. En Alpe d'Huez acabé entre los 25 primeros y en la Bonette Restefond intenté aguantar, pero cuando Andy Schleck se puso a tirar a un ritmo alto era demasiado para mí y ya decidí levantar el pie con ganas de poder intentar algo en los últimos días.

Era el Tour al que llegaba con más posibilidades y...

Era mi tercer Tour, al que más esperanza traía tras un gran año, pero al final todo se ha torcido y es en el que más he sufrido.

¿El séptimo puesto de la general de la París Niza de principios de año le ha demostrado que tiene un hueco entre los mejores ?

El año pasado en el Tour vi que anduve mucho y que podía ser un buen corredor. En Mallorca, sin estar bien, hice el doce. Fui a Valencia, acabé quinto y me crecí y en París Niza confirmé que puedo ser un corredor que esté adelante en vueltas pequeñas.

Para Euskaltel es bueno que mientras sus líderes preparan sus objetivos haya otros que le den presencia en esas vueltas...

Siempre es bueno tener corredores que estén bien durante todo el año y que puedan estar adelante en las carreras.

¿Cómo se ha vivido el Tour dentro del equipo Euskaltel-Euskadi?

Entre nosotros estamos muy bien y la pena fue la etapa de Prato Nevoso. Si hubiera ganado Egoi el objetivo estaría cumplido, pero por lo menos hemos estado ahí y estar adelante ya es importante en esta prueba.

¿Qué va a pensar cuando entre en los Campos Elíseos?

Que por fin todo lo que he sufrido este año se acabó, aunque en los últimos días la esperanza era la de hacer algo. Me veía mejor y quería intentar buscar algo más que simplemente acabar.

¿Sabe lo que hará tras el Tour?

Todavía no he hablado con Igor González de Galdeano. En principio correré la Clásica de Donostia. Luego no he pensado nada.