Al menos 30 personas murieron y más de cien resultaron heridas en 16 explosiones registradas durante una hora en varios puntos de Ahmenabad, capital del estado de Gujarat, al oeste de India. Según los primeros datos difundidos por fuentes de la investigación, las bombas estaban colocadas en tarteras depositadas en bicicletas. El viceministro de Interior, Sriprakash Jaiswal, precisó que «eran de baja intensidad, similares a las siete que se produjeron el viernes en Bangalore», al sur del país.

Las explosiones de ayer ocurrieron en lugares muy concurridos como zonas residenciales, mercados, estaciones de tren y un autobús. Las cadenas de televisión locales mostraron la imagen de un autobús que saltó por los aires, con las ventanas destrozadas y medio techo destrozado. Una persona inmóvil yacía cerca del vehículo.

La primera se produjo a las 6.00 hora local en el puente de la ciudad, escenario en 2002 de violentos enfrentamientos entre hindús y musulmanes, que derivaron en la muerte de aproximadamente 2.000 personas.

La segunda ola de explosiones golpeó cuatro hospitales de la ciudad. «Vimos una bolsa azul cerca del edificio de traumatología, pero antes que de pudiéramos reaccionar estalló provocando una brillante luz que nos cegó. Unas 40 personas se vieron afectadas por el estallido», explicó Vipul Patil, del hospital privado de Dhanwantari. Otra bomba explotó en un mercado de diamantes. Otras dos tuvieron como objetivo el barrio residencial de Maninagar, feudo del jefe del Gobierno local Narendra Modi, muy criticado por haber cerrado los ojos ante los duros enfrentamientos de 2002.

Algunos canales de televisión afirmaron haber recibido una reivindicación en nombre de «Mujahidin de India». «Habíamos oído hablar de este grupo, pero nadie ha confirmado su existencia o si se trata de un seudónimo para tapar otra organización que está ocasionando problemas en India», declaró el ministro de Interior, Shakeel Ahmed. «Aquellos que quieren destruir la paz del país están detrás de los atentados», subrayó.