Maite SOROA
La rabieta de «El Mundo»
Se acerca la fecha en la que, de manera inexorable, Iñaki de Juana debe abandonar la cárcel en estricta aplicación de la legislación española. Y a alguno parece que le va a dar un soponcio. A Pedro J. Ramírez, por ejemplo. Primero empezaron en «El Mundo» por contar aquella película de la vivienda de la mujer de De Juana y clamaron por su embargo. Parece que la cosa no funcionó y ayer volvían a la carga revelando a bombo y platillo que el expediente de estudios (mediante el que redimió parte de la condena) es irregular. Y ahora piden que se le anulen esas redenciones.
Pero no queda ahí la cosa. El subdirector de «El Mundo», Casimiro García Abadillo, advertía que «el caso De Juana no es, por desgracia, una excepción en lo que se refiere a su ficticio curriculum académico». Y se adentra en el submundo de las confidencias policiales: «Según un informe elaborado por los Servicios de Información de la Guardia Civil en septiembre de 2005, existe una trama perfectamente organizada de profesores y personal administrativo de la UPV (y del centro de la UNED de Bergara) para favorecer a los presos de ETA. Algunos de estos profesores son simpatizantes o militantes de la llamada izquierda abertzale y han figurado en las listas electorales de Batasuna». Si tenemos en cuenta que la izquierda abertzale reúne a unas doscientas mil personas, no se entiende la extrañeza de García-Abadillo.
Y, sumergido en el fangal de la maledicencia, asegura el escribiente de Ramírez que «para el llamado frente de makos de ETA la estrategia de matricular a los presos no sólo tenía como fin la reducción de sus penas, sino lograr, a través de los profesores afines, transmitir información hacia fuera y hacia dentro de las cárceles». Lo dicho no lo sustenta en ni un solo dato, pero el titular le queda aparente, que es lo que prima en «El Mundo». Les duele sobremanera que los prisioneros vascos se den al estudio y no a la holganza y siguen boquiabiertos porque, dicen, «el éxito académico, la información y la redención de condenas, provocó un inusitado interés de los terroristas: en el curso 2002-2003, había nada menos que 248 presos de ETA matriculados en la UPV». ¿Dónde esta el delito? ¿Dónde el escándalo?