Martin Garitano Periodista
Gestoras versus corporaciones
El presidente del BBB jelkide, Andoni Ortuzar, ha elogiado en público la «valentía e implicación personal» de los integrantes de las gestoras municipales de Ondarroa y Mendexa. La valentía, supongo, la atribuye al hecho de ser objeto de «ataques constantes» -en palabras de Ortuzar- por parte de la izquierda abertzale y la «implicación personal» al hecho -también en sus palabras- de haber trabajado «mucho y bien» en los dos consistorios. No conozco a los integrantes de esas comisiones y no corresponde, en consecuencia, poner en cuestión los atributos con los que los ha adornado el presidente del PNV en Bizkaia, pero el sentido común y un cierto hartazgo que provoca la reiterada falsificación de la historia obliga a poner negro sobre blanco algunos matices.
Habrá que recodar que las elecciones municipales en Ondarroa, Mendexa y un buen número de municipios más, otorgaron la victoria a la izquierda abertzale y que el PNV, disimulado connivente, prestó su indispensable colaboración para el disparatado proceso de hurto a la voluntad popular. No es, pues, valiente quien se ampara en el afán represivo del Gobierno español y la fuerza de la Ertzaintza para ostentar un cargo para el que no ha sido elegido y sustituir a quien sí lo fue. Subterfugios dialécticos aparte. No puede hablarse de «implicación personal» en beneficio de la colectividad cuando de lo que se trata es tan sólo de compromiso -firme, eso sí- con el propio partido en una de las jugadas más impresentables que ha protagonizado en los últimos tiempos. Acusar de «ataques constantes» a quienes han sido víctimas de expolio político y económico, persecución policial y judicial dirigidas con saña y expulsión del juego institucional es, además de un intento desesperado de justificar lo anterior, una cortina de humo para ocultar un proceder que sonroja a buena parte de su propia militancia.
Y, al fin, hablar del buen hacer de sus gestores en estas circunstancias sólo puede entenderse como una arenga para mantener la moral de la tropa. Si quiere un ejemplo del buen hacer, que vaya a Arrasate y observe la tarea diaria de, por ejemplo, Ino Galparsoro.