Karadzic ya está en una celda en la Haya
El Gobierno serbio entrega a Karadzic tras la manifestación panserbia
El ex presidente de los serbios de Bosnia, Radovan Karadzic, buscado durante trece años por genocidio, crímenes contra la Humanidad y crímenes de guerra por el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY) y detenido la semana pasada, se encuentra desde la madrugada de ayer en la prisión de Scheveningen, en La Haya, después de su entrega por parte del Gobierno serbio. Se espera que hoy comparezca por primera vez ante un juez del TPIY.
GARA | LA HAYA
«Radovan Karadzic, que fue arrestado el 21 de julio de 2008 en Serbia, ha sido ingresado en el centro de detención de La Haya», confirmó a primera hora de la mañana de ayer el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY) a través de un comunicado.
A las 6.30 horas de ayer aterrizaba en el aeropuerto de Rotterdam, en el oeste de Países Bajos, donde se había desplegado un impresionante dispositivo de seguridad. Poco más de media hora después, dos vehículos todoterreno con los cristales tintados, en uno de los cuales viajaba Karadzic, entraron en el centro penitenciario de Scheveningen, donde aguardaban decenas de cámaras de televisión.
Está previsto que hoy mismo, a las cuatro de la tarde, comparezca por primera vez ante el juez Anphons Orie del TPIY.
De acuerdo con el procedimiento habitual, en esta primera comparecencia escuchará el acta de acusación y tendrá derecho a exigir que se le lean únicamente los cargos o, incluso, que no se le lea ni un solo fragmento del texto.
Los jueces le pedirán que se declare culpable o inocente de las acusaciones de genocidio, crímenes de guerra y crímenes contra la Humanidad. Si renuncia a ello, el proceso será aplazado y dispondrá de un plazo legal de treinta días para responder. Si vuelve a negarse, se entenderá que se declara «no culpable».
Su abogado, Svetozar Vujacic, anunció que su defendido no se pronunciará sobre la acusación en la primera vista y que pedirá un plazo de 30 días para preparar su defensa.
Es difícil prever cuánto durará el juicio contra Karadzic. La vista contra el fallecido presidente yugoslavo y serbio Slobodan Milosevic había entrado en su quinto año cuando murió en la cárcel de Scheveningen en marzo de 2006.
Mientras tanto, Radovan Karadzic, que seguramente optará por defenderse a sí mismo, permanecerá recluido en la prisión de esta localidad costera, que actualmente alberga a 37 detenidos en relación con las guerras de Croacia, Bosnia y Kosovo.
El TPIY acusa a Radovan Karadzic de genocidio y otros diez cargos más por el cerco de 43 meses sobre Sarajevo, la capital federal bosnia, que causó la muerte, directa o indirecta, a al menos 12.000 personas y por orquestar la matanza de 8.000 musulmanes en 1995 en Srebrenica, donde, pese a haber sido declarada «zona de seguridad» por unas inoperantes Naciones Unidas, las tropas serbias al mando de Ratko Mladic ejecutaron a casi todos los hombres en edad de combatir.
Durante estos años, todo el mundo, incluido el TPIY, sabía que tanto Karadzic como Mladic vivían en Serbia, protegidos tanto por su propia guardia paramilitar como por los servicios secretos serbios.
Firmeza serbia
Las autoridades serbias quisieron mostrar ayer su determinación de cumplir sus compromisos con la Justicia internacional al entregar a Karadzic, y ahora deben centrar sus esfuerzos en Ratko Mladic.
Indiferente al último combate de los partidarios de Karadzic, el martes por la noche en Belgrado, para denunciar su detención, el Gobierno serbio puso fin a la incertidumbre y trasladó al antiguo líder de los serbios en Bosnia ante el TPIY. Prefirió esperar al término de la manifestación de la oposición panserbia por el centro de la capital, que terminó con enfrentamientos con la Policía, ya que una entrega previa a la cita hubiera caldeado el ambiente.
El Partido Radical Serbio (SRS), convocante del acto, esperaba la participación de «decenas de miles» de personas, pero finalmente se reunieron 15.000, una cifra modesta ante un nuevo Gobierno que parece querer ir más allá en la cooperación con el TPIY para avanzar en sus perspectivas europeas.
Ante la determinación de Belgrado, el abogado Svetozar Vujacic admitió que nunca había presentado un recurso a su entrega, tal y como había dicho, sino que pretendía ganar tiempo prolongando la estancia de Karadzic en Serbia para que su familia, residente en Bosnia y a la que se le había retirado la documentación, pudiera visitarle.
Una vez entregado Karadzic al TPIY, las autoridades serbias saben que ahora deben detener al que fuera su brazo derecho militar, el general Ratko Mladic, en paradero desconocido desde hace años y al que se le supone una buena red de apoyo y «contraespionaje» que le protege en la clandestinidad.
La Unión Europea, que felicitó a Belgrado por su decisión, recordó su exigencia de ver también encarcelado en La Haya a Mladic, así como al huido ex líder de los serbios en Croacia, Goran Hadzic. «Hemos detenido al número uno (Karadzic), no hay razón para que no se detenga al número dos (Mladic)», afirmó recientemente el primer ministro serbio, Mirko Cvetkovic.
Belgrado sabe que la aplicación del Acuerdo de Estabilización y Asociación con la UE, firmado en abril y que represen- ta un primer paso importante hacia la integración de Serbia en el bloque europeo, pasa por la detención de Mladic.
El fiscal jefe del TPIY, Serge Brammertz, aseguró tras la extradición que «todo el mérito» de la detención y entrega de Karadzic a La Haya corresponde a Serbia. «Esta detención es un logro importante en la cooperación de Serbia con el Tribunal», declaró.
El Partido Democrático de Serbia (SDS), cofundado por Karadzic en 1989, deploró ayer la «inhumanidad» de la comunidad internacional por no haber permitido a su familia, residente en Bosnia, que lo visitara en Belgrado antes de su traslado al TPIY.
El Partido Comunista de Grecia (KKE), tercera formación política en el país, condenó ayer al Gobierno serbio por entregar a Karadzic al tribunal «imperialista» de La Haya y responsabilizó a EEUU, la OTAN y la UE de «la masacre pueblo yugoslavo».
La comunidad internacional autorizó ayer a las autoridades bosnias la devolución de los pasaportes y documentos de identidad retirados a los familiares de Karadzic, a quienes se acusaba de pertenecer a la red que le ayudó en su huida.
El centro de detención del Tribunal Penal Internacional (TPI) alberga en condiciones que responden a las más altas instancias de ONU a los inculpados que se encuentran a la espera de un proceso judicial, un juicio o un traslado a la prisión donde cumplirán condena.
Se trata de celdas alquiladas por la ONU al Estado holandés en un ala de la prisión de Scheveningen (La Haya), un edificio con un pasado histórico donde numerosos miembros de la resistencia holandesa a la ocupación nazi fueron torturados y ejecutados.
Cada preso dispone de una celda, abierta durante el día, con una cama, una mesa de trabajo, un fregadero, un aseo y estantes. Todos tienen acceso al teléfono y a la televisión, así como al taller de arte, a las salas de deporte y juego y a la cocina, y pueden hacer compras en la tienda de la prisión. Además disponen de una «habitación conyugal» en la que reciben las visitas de sus parejas.
A los que se sorprenden de los «privilegios» de los presos, la dirección de la cárcel les recuerda que mientras no sean condenados gozan de la presunción de inocencia, lo que justifica la comodidad de su reclusión.
«En espera de juicio, el bienestar físico y mental de los presos es primordial», afirma el TPI en su sitio de internet.
La agencia de viajes serbia Vekol Tours organiza, desde la semana pasada, una visita turística a los lugares frecuentados por Karadzic antes de su detención. «Nuestro socio internacional nos pidió su inclusión en la visita a Belgrado», señaló.
