La plantilla de Aernnova cuestiona el beneficio del contrato con Airbus
El histórico contrato que la aeronáutica Aernnova ha firmado con Airbus para fabricar piezas para el A-350 por valor de casi 3.000 millones de euros puede no tener consecuencias tan positivas, según los propios trabajadores de las empresas alavesas del grupo. Temen que el beneficio de ese contrato se vaya lejos de las plantas vascas, en las que denunciaron el abuso de la subcontratación por parte de la empresa.
Pablo RUIZ DE ARETXABALETA |
Los comités de empresa de las compañías del grupo Aernnova- AES, Fuasa, Hegal, Ikarus y Moasa- expresaron ayer su temor de que la riqueza y el empleo que genere el contrato que Aernnova ha conseguido con Airbus no se quede en Euskal Herria. Airbus y Aernnova han firmado un contrato por el cual la segunda participará en el diseño y fabricación del nuevo modelo de la compañía europea, el A-350.
El contrato implica una facturación en torno a los 1.500 millones de dólares (unos 950 millones de euros) en los primeros 10 años y de más de 4.500 millones de dólares a lo largo de la vida del modelo. En total casi 3.000 millones de euros.
La inversión prevista por Aernnova para hacer frente al contrato superará los 250 millones de euros, incluyendo ingeniería de desarrollo y las instalaciones industriales. Según la compañía, el proyecto creará 2.000 empleos a partir de 2.010, año en que se iniciará la fase de industrialización y se creará una nueva planta productiva. Aernnova diseñará y fabricará el estabilizador horizontal y el elevador del A350.
Pero aunque «a priori puede ser una noticia muy buena para todos», según el delegado sindical Jesús Antolín, «nos cuestionamos si los beneficios de ese contrato, de esa cantidad de años de trabajo, de esa riqueza a repartir, en definitiva, va a repercutir realmente en Álava o si, como nos tememos, Aernnova va a seguir apostando por la subcontratación y se irá a otras comunidades autónomas»
Los trabajadores recordaron que así ocurrió con la carga de trabajo conseguida por el grupo Alcor, también a través de un «jugoso contrato con Airbus». Aernnova, cuyo socio mayoritario es Caja Castilla-La Mancha, cuenta con fábricas y centros de ingeniería en Euskal Herria, España, Brasil, México y EEUU.
Subcontratación salvaje
Los representantes de los trabajadores denunciaron además que Aernnova se está deshaciendo de todos los empleos no relacionados directamente con la actividad principal, y que pasan a ser realizados por otras empresas, creadas dentro del grupo o bien subcontratadas. «Todo este proceso se hace a espaldas de la parte social y en él no falta el acoso y el chantaje a los trabajadores», afirmaron.
A su juicio, la línea adoptada por Aernnova es «la subcontratación salvaje», una política que conlleva «destrucción de empleo en las plantas origen, el abaratamiento de nuestro trabajo y la precarización de las condiciones laborales en las plantas destino y origen».
Como ejemplos, recordaron que en Moasa intervienen 54 trabajadores externos, que suponen el 30% de su plantilla. En Fuasa, con una plantilla de 240 trabajadores, la subcontratación afecta a 100 personas,«de las cuales, el 80% realiza jornadas de doce horas, de lunes a sábado, y sin respetar los períodos de descanso marcados por la ley». Calculan que aproximadamente la mitad de los mil empleos en Araba están afectados. Los comités de empresa acusaron a la dirección de haber recibido numerosas ayudas públicas y que, a cambio, «devuelve precariedad a través de la subcontratación, se olvida de generar empleo, mira exclusivamente los cuantiosos beneficios y se olvida de invertir en un futuro competitivo para alaveses y vascos». Hace exactamente un año, el presidente de Aernnova, Iñaki López Gandasegui, explicó a GARA respecto a Airbus, que «a lo mejor para conseguir un programa nuevo podemos hacer la ingeniería en el País Vasco, las compras a los suministradores en otras zonas de España y la producción en otro país de bajo coste. Lo importante es mantener la actividad».
El contrato para fabricar el estabilizador y el elevador del A350 supone una facturación de 950 millones de euros en los diez primeros años y de casi 3.000 millones a lo largo de cuatro décadas de trabajo.
«Tememos que los beneficios de ese contrato, esa cantidad de años de trabajo y, en definitiva, la riqueza generada, irá a otras comunidades autónomas, y Aernnova va a seguir apostando por la subcontratación».
Los comités de las plantas de Aernnova en Araba denunciaron que las instituciones «permiten y fomentan la política de subcontratación» y que tratándose de una empresa vasca que ha percibido numerosas subvenciones de dinero público la riqueza creada no repercute en la sociedad vasca. Subrayaron que las instituciones ya se despreocuparon de cómo se beneficiaría Araba de la actividad de Aernnova cuando no se involucraron en el proceso de venta de la división aeronáutica de Gamesa, germen de Aernnova.
«Tenemos la percepción de que en Euskadi se está dejando de apostar por la aeronáutica, y que otras comunidades están apostando por ella y se están llevando las consecuencias del trabajo y la riqueza como puede ser el contrato con Airbus», lamentaron.
Hace ya dos años el Gobierno de Lakua firmó un acuerdo con Aernnova para aportar una subvención de 1,44 millones de euros y un préstamo por 27,6 millones. La empresa se comprometía a mantener su sede social y fiscal en la CAV y los niveles de empleo, pero no a incrementarlo ni a poner en marcha nuevos proyectos excepto una comisión mixta para «evaluarlos».