Fallece un trabajador accidentado en Volkswagen, en coma desde 2003
La siniestralidad ocupó la primera línea informativa ayer. En Iruñea, el comité de Volkswagen denunció la muerte de Reinaldo Mariano Sancho, que sufrió un accidente en diciembre de 2003 y ha fallecido recientemente tras permanecer en coma desde entonces. También se celebró la reunión entre el Gobierno de Lakua, Confebask, CCOO y UGT sin resultados reales, y la patronal del Metal de Bizkaia alarmó a la sociedad por el aumento del absentismo laboral.
Juanjo BASTERRA |
Miembros del comité de Volkswagen en Iruñea se concentraron ayer frente a la sede de la Confederación de Empresarios de Nafarroa (CEN) para denunciar el reciente fallecimiento de Reinaldo Mariano Sancho, trabajador de una subcontratada que sufrió un accidente laboral en 2003. Ocurrió el 1 diciembre cuando el vecino de Beriain se cayó de una escalera desde una altura de dos metros en las instalaciones de Volkswagen en Nafarroa. Desde entonces, había permanecido en coma. Los participantes en la concentración, que portaban una pancarta con el lema «Reinaldo: Año 2003, accidentado. Año 2008, fallecido» denunciaron «con contundencia» el accidente laboral, así como «la ausencia de las correctas medidas de seguridad cuando se produjo el mismo».
Ampliaron la denuncia por «las deficientes condiciones en las que trabajan los compañeros de subcontratadas», las «insuficientes medidas de seguridad que se adoptan en muchos casos» y la «falta de información y formación a los trabajadores».
El comité de empresa también exigió a la dirección de Volkswagen que vele por el «riguroso cumplimiento» de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, tanto para los trabajadores de la factoría como para los de las subcontratas, contando con la participación de los representantes sindicales.
Reunión de Lakua
En Bilbo, el viceconsejero de Trabajo del Gobierno de Lakua, Juan José Loroño, que es el máximo responsable de Osalan, se reunió con Confebask, CCOO y UGT. Tras el encuentro, las diferentes declaraciones que realizaron las partes muestran que no se adoptaron medidas directas para impedir que haya más siniestralidad laboral. La próxima reunión se celebrará el próximo 23 de setiembre. Según Loroño, «se lograron consensos básicos» y «se ha acordado estudiar medidas adicionales para luchar contra este problema».
Según el viceconsejero de Lakua, hubo «más o menos, una cuerdo básico» en torno a que la siniestralidad se va reduciendo, «con independencia de la dureza de los números y la gravedad que tiene, que nadie niega». Los datos de Osalan del primer semestre muestran que los accidentes mortales oficiales han aumentado un 32% este año respecto del anterior. En principio, el viceconsejero Loroño recordó que la patronal, CCOO, UGT y la Administración pública analizaron «la manera de afrontar de forma muy diferente la siniestralidad de los accidentes no traumáticos, como los infartos, o los ocurridos in itinere».
Esos son accidentes de trabajo, como indica la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, y los diferentes estudios médicos demuestran la relación directa de los mismos con las condiciones de trabajo, que parece que no se abordó en el encuentro. Pilar Collantes, responsable de Salud Laboral de UGT-Euskadi, dijo que «se ha hablado de medidas de concienciación y sensibilización, de vigilancia de la salud, de formación, de inspección y de analizar las causas concretas que se repiten en los accidentes mortales». Alfonso Ríos, representante de Salud Laboral en la Federación de Construcción de CCOO de Euskadi, reconoció «alguna discrepancia» sobre la cifra de accidentes y recordó que el 23 de setiembre se reunirán para «avanzar»sobre «un mayor control sobre los servicios de prevención ajena».
ELA, que al igual que LAB, no asistió al encuentro, se ratificó en lo dicho en rueda de prensa el pasado lunes y acusó al Gobierno de Lakua de no actuar en este tema obligando a los empresarios a cumplir la ley.
Los miembros del comité de la planta fabricante de coches de Iruñea recordaron que los trabajadores subcontratados por la firma alemana sufren peores condiciones de trabajo que el resto de la plantilla y exigieron a la dirección que termine con esa falta de garantías de seguridad para los trabajadores.
La siniestralidad se está convirtiendo en una especie de lotería fatal. El Gobierno de Lakua está diciendo que está retrocediendo, pero sabe que los accidentes mortales antes de la semana trágica de julio van en aumento. En el primer semestre, según datos de Osalan, fallecieron un 32% más trabajadores que durante el año 2007.
Jaime Fernández, gerente de la Federación Vizcaina de Empresas del Metal, que está integrada en Cebek, aseguró ayer que el absentismo laboral se ha incrementado en un 12% durante 2007 frente al 2006, ya que alcanzó al 6,99% de los trabajadores. El 14,21% del mismo se debe a accidentes de trabajo, pero no cita a enfermedades profesionales. Dijo desconocer las causas que están provocando el mismo, pero además la patronal del Metal trató de manipular los datos del coste del mismo. Fernández recordó que «el coste salarial del absentismo superó los 120 millones de euros» y pidió a trabajadores y sindicatos que «tomen conciencia», porque «esa pérdida económica resta competitividad a las empresas». Interpelado por el coste real que tiene el absentismo en las empresas, el gerente de los empresarios del Metal reconoció que «lo desconocía». La razón es fundamental: la mayoría del coste de ese absentismo laboral lo pagan las arcas públicas, a través de la Seguridad Social. Sin embargo, los empresarios sí que tienen responsabilidad directa al desviar accidentes de trabajo o enfermedades profesionales a enfermedad común, para que el coste recaiga en las arcas públicas, como denuncian los sindicatos. Es decir, la competitividad no se resiente por el absentismo, sino por las condiciones de trabajo que hacen enfermar a los trabajadores.
En este sentido, Adecco Training reconoció que el absentismo se ha duplicado en los últimos cuatro años, pero una parte importante del mismo, se debe «a la falta de motivación e insatisfacción por los altos ritmos de trabajo que se imponen».