Ni quito ni pongo ni me invento nada». Así se expresaba el alcalde de Zizur Nagusia, de NaBai, después de poner mucho y quitar más. Ha puesto de su parte lo necesario para privar a la concejala de ANV de los derechos y las posibilidades de ejercer su labor. Todo lleva a pensar que el hecho responde a la necesidad que siente NaBai de asegurarse el apoyo del PSN antes de que, como ya ocurriera en Barañain, una moción de censura -que es como se llaman las patadas en el culo con las que se quitan, ponen y recomponen alcaldías- deje la de Zizur en manos de UPN, posibilidad que algunos toman como infortunio.

Yo, por mas vueltas que le doy, no consigo ver qué de malo tiene un alcalde de UPN si uno de NaBai actúa igual que Yolanda Barcina, o qué males puede acarrear un gobierno municipal de UPN si el que no lo es actúa como si lo fuera. Los derroteros de aquél tan ofertado cambio, como los caminos del Señor, ¿serán inescrutables?

Raro, porque a estas alturas, tras un año y medio de andadura y hechos consumados hay poco ya que pueda ser inescrutable. En la medida en que PSN-PSOE va dando brincos a la derecha, buscando las palmaditas reconfortantes de UPN-PP, NaBai apresura también el paso buscando los parabienes de los primeros, aquellos sus socios para aquel cambio que en posibilidades murió, en actitudes no apuntó nunca y en intenciones, ni asomó. Y si algún paso le faltaba a NaBai que dar para que su posición fuera clara y despejara dudas, ya lo ha dado.

Ha sido NaBai, formación, conglomerado o aglomerado, pero es también PNV, EA, Batzarre, Aralar o EB. No importa demasiado que haya coalición o no la haya, que vayan juntos o por separado, porque las distancias son cortas y corto también su recorrido. Concesiones, colaboración, apoyo y tibieza. Casi me admira que luego puedan llegar a mostrarse taciturnos y enfurruñados, como en tierras vascongadas donde acaban de descubrir que la libertad de participación política es un derecho básico y tratar de recortarlo, un hecho extremadamente grave.

No hará falta aclarar, creo yo, que no se refieren a lo que está pasando con los concejales independentistas, ni a lo que lleva años pasando con la participación política, ni a las ilegalización de opciones políticas, ni a la persecución de la izquierda abertzale, sino a la consulta de Ibarretxe. Casi me admira, aunque supongo que todo forma parte del guión porque tontos no son, y sabrán que no se puede ayudar a que la derecha se afiance y pretender luego que ésta no se cobre su derecho de pernada.

La persecución, la criminalización, las ilegalizaciones; los procesamientos, la disolución de grupos municipales, los concejales despojados de sus derechos, la alcaldesa encarcelada... El alcalde de Zizur no ha inventado nada, en eso tiene razón. Ni se lo habrán pedido. Esos inventos nacen en otras manos, en las suyas sólo queda mantener la maquinaria bien engrasada, que es labor importante. Mas aún, imprescindible. En honor a la verdad, debería haber terminado la frase: «Ni quito ni pongo rey, pero ayudo a mi señor».