Maestros en Monteverdi
Mikel CHAMIZO
Los madrigales de Monteverdi se cuentan entre la parte del repertorio polifónico más bello y elaborado.
En sus textos poéticos, de autores como Petrarca, Strozzi, Tasso o Rinuccini, no hay una sola palabra significativa que Monteverdi no potencie brillantemente desde lo musical, empleando, en ocasiones, recursos que cuatro siglos más tarde todavía nos parecen enormemente atrevidos y originales, como esas atroces disonancias sobre la palabra dolor en el «Lamento della Ninfa» o el prodigioso aunque demencial encadenamiento de acordes con que finaliza «Zefiro torna». Pero la dificultad de estas piezas está también a la altura de su belleza. Aunque algunos de estos madrigales estén en el repertorio habitual de los coros, son poquísimos los conjuntos vocales que pueden extraer de estos textos musicados toda su riqueza teatral, poética y psicológica. Hace unos quince años el grupo vocal Concerto Italiano marcó un nuevo paradigma en la interpretación de estas piezas, y La Venexiana, formado en el 98, es el conjunto que continuó aquel proyecto, así que tener en la Quincena a cantantes extraordinarios como Claudio Cavina, Giuseppe Maletto o Daniele Carnovich, que llevan casi veinte años cantando juntos a Monteverdi, fue una ocasión única que los amantes de la música del italiano no podíamos dejar pasar. Aunque ayer una de las grandes protagonistas fue Roberta Mameli, una soprano que, además de poseer una voz bellísima y dúctil, tiene también el carácter e introspección piscológicas necesarias para ponernos los pelos de punta con su intensísima versión del «Lamento della Ninfa». Por todas las piezas fueron una gran lección de música de cámara: los componentes del grupo se conocen tan bien que Cavina, el director, apenas necesita marcar entradas ni ritmo para que todo funcione a la perfección, con una naturalidad y flexibilidad en el tempo y en la recreación de las letras que son el fruto de muchos años interpretando este repertorio.