Mañana podría hacerse realidad la profecía del «volveré y seré millones»
El presidente boliviano Evo Morales y las principales autoridades políticas del país se enfrentan mañana al Referéndum revocatorio, consulta que podría determinar el futuro de Bolivia. Mientras tanto, el Gobierno alerta de la sombra de un golpe de estado orquestado por la oposición conservadora del país.
Julen NAFARRATE
Las últimas palabras que pronunció el líder indígena Tupac Katari en 1781, antes de ser descuartizado por las tropas coloniales españolas, podrían hacerse realidad mañana con el Referéndum revocatorio. Los más de ocho millones de bolivianos llamados a las urnas pueden cumplir la profecía del «Volveré y seré millones», llevando a cabo 227 años después, la revolución que Katari intentó al cercar la ciudad de La Paz. Aunque el nombre del líder sea distinto, la esencia y la lucha de los pueblos indígenas de Bolivia por el reconocimiento de sus derechos sigue siendo, a día de hoy, la misma.
Sin embargo, la «revolución democrática y cultural» emprendida por el presidente de la etnia aymara Evo Morales se enfrentará mañana al desafío más importante desde que ganó las elecciones en diciembre del año 2005.
El Senado boliviano, controlado por el partido derechista Podemos, aprobó en mayo la convocatoria del Referéndum revocatorio, obligando a someterse al voto de los ciudadanos a las máximas autoridades del país. De este modo, el presidente Evo Morales, el vicepresidente Álvaro García Linera y ocho de los nueve gobernadores -Savina Cuéllar, gobernadora de Chuquisaca, queda exenta por haber sido elegida recientemente- podrían perder mañana sus puestos si los votos en su contra superan los que recibieron en su favor en su anterior elección.
Es decir, para que Evo Morales deje de ser presidente, al menos el 54% de los votantes tiene que rechazarle en la consulta de mañana. La mayoría de las encuestas predicen que tanto Morales como el vicepresidente García Linera conseguirán mayoritariamente el apoyo del pueblo boliviano, lo que terminaría de impulsar el proceso de cambios emprendido por el Movimiento al Socialismo (MAS), partido gobernante. En caso de que los dos representantes del Gobierno fueran refrendados, la nueva Constitución Política del Estado (CPE) podría ser sometida a referéndum. Mediante la nueva CPE, el Gobierno pretende cambiar el actual sistema de raíz, «reescribir la historia boliviana después de 500 años de represión». Pero si Evo Morales es revocado mañana, el país económicamente más pobre de Sudamérica se vería inmerso en una profunda crisis política y social. Para muchos bolivianos que habían estado marginados por los anteriores «gobiernos elitistas», el proceso iniciado en 2005 no tiene marcha atrás, ya que «todas las personas que habían sido silenciadas, que no estaban representadas por las instituciones, han visto cual es el resultado que les da hablar».
La oposición de oriente
Las encuestas también predicen que la mayoría de los gobernadores de los ocho departamentos sujetos a la consulta van a ser ratificados. Se da la circunstancia de que Evo Morales es el primer presidente que gobierna con la mayoría de gobernadores opositores. De hecho, los gobernantes de las regiones orientales del país -Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando- son la principal oposición al MAS, tal y como demostraron con los referendos para aprobar sus estatutos autonómicos. Además, el Ejecutivo boliviano ha acusado en reiteradas ocasiones a la Administración Bush de «financiar a los grupos opositores del Gobierno» mediante la supuesta «agencia de cooperación» USAID.
Evo Morales alertó esta misma semana de que los opositores estaban preparando un golpe de Estado contra él. De hecho, algunos actos electorales que el presidente tenía previsto realizar en las regiones orientales de Bolivia tuvieron que ser suspendidos. Además, la muerte de dos mineros por parte de la Policía han aumentando las críticas contra Morales, subiendo la tensión en el país.
La brigada de Askapena en Bolivia está siendo testigo directo de la campaña electoral en la que se encuentra inmerso el país andino. «Los medios de comunicación bolivianos están realizando una campaña brutal contra Evo Morales, son todos de derechas», declaraban los brigadistas a GARA. A pesar de ello, los miembros de Askapena señalan que «la mayoría de la gente de base, tanto indígenas como campesinos, son favorables al Gobierno».
Aunque en la ciudad de Cochabamba, que es donde se encuentra la brigada de Askapena en este momento no se vive una sensación de tensión, «hay bolivianos que tienen miedo a lo que pueda pasar», ya que desconfían de una posible injerencia exterior. En referencia al proceso autonómico impulsado por Santa Cruz, Askapena apoya «al igual que en Euskal Herria la autodeterminación de los pueblos, no a quienes tienen tan sólo intereses económicos, imperialistas y particulares».