El procedimiento de destitución del presidente Pervez Musharraf, anunciado el jueves por la coalición gubernamental, es el primero en la historia de Pakistán. Su duración puede prolongarse en el tiempo habida cuenta las complejidades de la Constitución paquistaní.

La coalición, liderada por Asif Ali Zardari, cuya esposa y líder del PPP Benazir Bhutto murió en atentado, y el ex primer ministro Nawaz Sharif, necesita la mayoría de los tercios de las dos cámaras del Parlamento, lo que equivale a 295 de 439 escaños.

Desde las elecciones del 18 de febrero, el PPP, la Liga Musulmana de Pakistán-N de Sharif y los pequeños partidos disponen de 266 asientos en la Asamblea Nacional y el Senado, por lo que deberán convencer a otros 29 parlamentarios, quizás a los de las zonas tribales fronterizas con Afganistán. Zardari no dudó ayer de que lograrán la mayoría.

Según el artículo 47 de la Constitución de 1973, el presidente puede ser destituido «en caso de incapacidad física o mental, o si es declarado culpable de violar la Constitución o de cometer una falta grave».

De acuerdo con la Carta Magna, al menos la mitad de los diputados de la Asamblea Nacional o más del 50% del Senado deben firmar un documento en el que muestren su intención de invalidar a Musharraf. Cumplido este trámite, el presidente de una de los cámaras tendrá tres días para remitir este acta al presidente. Y en un nuevo plazo de entre siete y catorce días, deberá ser convocado el Parlamento, cuya misión será «investigar» las acusaciones.

En su defensa, el presidente puede presentarse en el Parlamento o ser representado. Si la resolución es aprobada por los dos tercios de parlamentarios, Musharraf deberá dejar inmediatamente su cargo.

Esa es la teoría porque la práctica es mucho más confusa. La Constitución, por ejemplo, no especifica si el voto es secreto o a mano alzada, o qué características debe tener dicha comisión de investigación. Además, Musharraf tiene derecho a disolver la Asamblea Nacional o decretar el estado de emergencia.