En la presentación de ayer resaltaron que sus casos no son los únicos ni mucho menos en Iruñerria, pero sí resultan especialmente graves. Se trata de cuatro vecinos que deberían estar en libertad condicional según las leyes españolas; tres de ellos -Pello Sánchez, Mikel Gil y Marilo Gorostiaga- por padecer enfermedades graves, y el cuarto, Karlos Pérez, porque no sólo ha cumplido tres cuartas partes de la condena sino la pena completa antes de que el cautiverio se le prolongara a través de la llamada «doctrina Parot».

Su situación será denunciada pasado mañana con una manifestación en Burlata a partir de las 20.00. Partirá del recinto de las txosnas, ya que esta localidad celebra sus fiestas. Y sus familiares hacen un llamamiento a todos los vecinos de la capital navarra y las localidades de la comarca, desde la premisa de que éste «no es sólo un problema suyo o de sus allegados, sino de toda la sociedad», de modo que apuntan que «toda la sociedad tiene que hacerle frente».

Ateniéndose a estos casos, incidieron en que para los enfermos «es imposible llevar un tipo de vida digno» y ni siquiera pueden ser atendidos por sus médicos de confianza. En general, concluyen de todos estos casos que los derechos de los encarcelados se están vulnerando de modo sistemático y que «está claro que se les utiliza como prisioneros de guerra».

Los convocantes añaden que el objetivo último de la ofensiva es el Colectivo de Presos Políticos. «Lo quieren destruir físicamente, sicológicamente y políticamente», expusieron.

Ijurko, Arizkuren, Oltza...

En la rueda de prensa de presentación de la protesta ciudadana salieron a la luz otros ejemplos de situaciones graves que afectan a vecinos de Iruñerria presos y que complementan a los cuatro casos citados.

Recordaron, por ejemplo, a Hodei Ijurko, «al que han castigado y aislado tras sufrir una paliza» en la cárcel de Soto del Real. Citaron también a Josetxo Arizkuren, aislado las 24 horas del día: «Imaginemos por un momento que sólo podemos hablar durante 40 minutos a la semana y con un cristal de por miedo», pidieron los familiares. Y aludieron también al joven de Donibane Eneko Olza; tras ser condenado en su día a nada menos que diez años de cárcel bajo la acusación de quemar un cajero automático, hoy es el día en que sigue preso pese a haber rebasado las tres cuartas partes de la condena. Lo contrapusieron con la situación de Pilar Rubio, la mujer que instigó la muerte de Angel Berrueta, panadero del barrio de Olza, y que hoy día ya está libre.