CRíTICA | Quincena Musical
Pasión al clave
Montserrat Auzmendi
EEl ciclo de música antigua de esta edición de la Quincena Musical ha finalizado con una más que notable actuación de uno de los mejores clavecinistas europeos del momento. Andreas Staier nos regaló casi dos horas de actuación dedicadas a dos de los autores que más hermosas páginas han compuesto para este instrumento: Johann Sebastian Bach y Domenico Scalatti.
Quedó patente a lo largo del recital la magnífica técnica del músico, su exactitud, su pulsación dúctil y su refinadísima digitación, así como su nervio y poderío interpretativos, a veces incluso en exceso.
En la primera parte del recital nos ofreció un Bach elegante y un punto contenido desde el punto de vista expresivo. Destacó especialmente una obra muy poco conocida, el «Capricho sobre la ausencia de su hermano más amado» en si bemol, BWV 992, dividida en seis partes descriptivas de diferentes estados de ánimo, los cuales fueron magistralmente plasmados por Staier, con sencillez y elegante fraseo. La «Tocata en re mayor BWV 912» del mismo compositor, ya en la segunda parte, también fue un momento destacado por los contrastes dinámicos y expresivos que el solista supo extraer del clavecín.
Lo más sorprendente del concierto fue el arrebato con el que el solista abordó las preciosas sonatas de Scarlatti. Sonaron vibrantes, con un halo de pasión que no dejó indiferente a nadie. Realmente atraparon al oyente, si bien hubo algún momento en el que tanta bravura resultó algo excesiva, como sucedió en el último bloque de tres sonatas de la segunda parte. Especialmente redondeadas nos llegaron la «Sonata en mi mayor K 395», bien fraseada y «respirada», así como la frenética «Sonata en re menor K 141» y la pausada y elegante «Sonata en la mayor K 208».
Ya fuera de programa, Andras Staier ofreció como bis la «Fuga en mi mayor» del Clave Bien Temperado de Bach, otra pequeña obra maestra que hizo disfrutar a la audiencia.