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Un atentado provoca 18 muertos en la ciudad libanesa de Trípoli

El mismo día en el que los presidentes de Siria, Bachar al-Assad, y Líbano, Michel Sleimane, se reunían en Damasco, un atentado contra un autobús civil en el que viajaban soldados provocó 18 muertos en Trípoli, la principal ciudad del norte libanés y escenario reciente de enfrentamientos intercomunitarios. Una vez más, las sombras volvieron a acechar el futuro de Líbano en un momento en el que se veía la luz al final del túnel de su crisis política.

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Al menos 18 personas murieron ayer -entre ellas, diez soldados y dos niños- como consecuencia de la explosión de una bomba en Trípoli, al norte de Líbano, en uno de los atentados más sangrientos de los últimos años en este país árabe.

El atentado se produjo unas horas antes de la visita a Damasco de Michel Sleimane, la primera de un presidente libanés desde 2005. El objetivo de la visita de Sleimane era reforzar las relaciones entre Líbano y Siria.

La bomba se encontraba en una maleta colocada al borde de la calzada en la calle comercial de Massarif, en pleno centro de Trípoli. Estalló al paso de un autobús de línea que provenía del sur del país y que habitualmente es utilizado por numerosos soldados.

Dieciocho personas resultaron muertas, entre ellas diez militares, un niño de ocho años y un bebé de meses, según el último balance suministrado por un responsable de seguridad.

Unas cuarenta personas resultaron heridas por la explosión, una quincena de las cuales tuvieron que ser hospitalizadas con pronóstico de gravedad. Según las primeras estimaciones, el artefacto estaba compuesto por 20 kilos de explosivos.

Los hospitales de Trípoli hicieron llamamientos a la población para que donase sangre.

El lugar del atentado dista alrededor de kilómetro y medio del barrio de Bab el-Tabbaneh, escenario habitual de enfrentamientos intercomunitarios desde mayo, en los que han perecido 23 personas.

«Líbano no se pondrá de rodillas. Ni Líbano ni los libaneses se rendirán al pánico, a los criminales ni a los terroristas», afirmó el primer ministro, Fouad Siniora.

«Este atentado no obstaculizará la labor de nuestro Gobierno, a pesar de los intentos que ha habido en los tres últimos años», añadió, aludiendo a la ola de atentados contra dirigentes libaneses que comenzaron tras el ataque contra el ex primer ministro Rafic Hariri, en febrero de 2005.

La mayoría parlamentaria libanesa, prooccidental, culpó de estos atentados a Siria. En cualquier caso, ayer ningún dirigente libanés acusó explícitamente a Damasco de lo sucedido en Trípoli.

El atentado de Trípoli se registró al día siguente de que el Parlamento libanés otorgara la confianza al Gobierno de unidad nacional de Fouad Siniora, que tiene como objetivo cerrar la larga crisis política abierta entre la mayoría parlamentaria prooccidental y la oposición liderada por Hizbullah, que cuenta con el apoyo de Siria e Irán.

Este crisis degeneró en mayo en combates armados que provocaron 65 muertos e hizo temer que el país pudiera volver a sumergirse en una cruenta guerra civil.

El presidente del Parlamento, Nabih Berri (prosirio), destacó que el momento escogido para cometer el atentado muestra que su objetivo era «impedir que mejoren las relaciones entre Líbano y Siria».

Siria y Líbano acuerdan establecer relaciones diplomáticas

El presidente sirio, Bachar al-Assad, y su homólogo libanés, Michel Sleimane, acordaron ayer establecer relaciones diplomáticas normalizadas entre sus países, un hecho sin precedentes en los sesenta años de independencia de ambos estados, según anunció ayer una alta responsable siria.

«Los dos presidentes han decidido impulsar las relaciones diplomáticas a nivel de embajadores, conforme a lo establecido en el Tratado de las Naciones Unidas y la legislación internacional», afirmó Boussaïna Chaabane, consejera política del presidente al-Assad, que leyó un texto tras el encuentro que mantuvieron en Damasco ambos mandatarios.

Los presidentes al-Assad y Sleimane «han encargado a sus ministros de Asuntos Exteriores que tomen las medidas necesarios para llevar a cabo esta decisión conforme a las leyes de los dos países», añadió Chaabane.

Líbano y Siria no han mantenido relaciones diplomáticas normalizadas desde la proclamación de sus respectivas independencias, hace 60 años, que supusieron el fin del mandato francés.

En julio, Sleimane y al-Assad anunciaron en París, en un receso de la cumbre de la Unión por el Mediterráneo, que tenían la voluntad de establecer relaciones diplomáticas.

En el transcurso de la entrevista que mantuvieron ayer en Damasco, «ambos trataron cuestiones como la frontera entre los dos países y los desaparecidos en Siria y Líbano», indicó la televisión pública siria, que calificó de «positivo y muy constructivo» el ambiente que surgió tras el encuentro. Hoy volverán a reunirse. GARA

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