ATLETISMO | Llega la prueba reina de los Juegos Olímpicos
Un nido de cucos, pollos y águilas
El duelo de los 100 metros lisos entre Tyson Gay, Asafa Powell y Usain Bolt capta todas los focos pese al nivel de otras pruebas
Arnaitz GORRITI | BILBO
Con la estela de las piscinas calmándose, y el clamor hacia las hazañas de Michael Phelps y demás, el espectáculo olímpico debe continuar. El deporte rey de toda edición de Juegos Olímpicos que se precie, el atletismo, arranca a partir de mañana. El Estadio Nacional de Beijing, «El Nido del Pájaro», será testigo del deporte en sí mismo, con el ser humano como límite de todas las cosas.
Y en estas pruebas se verá cuáles se mueven con la rapidez y la contundencia de un águila, cuáles sabrán moverse y aprovechar sus oportunidades con la inteligencia discreta del cuco, y cuáles de ellos, en su desgracia, se muevan por el tartán como pollos sin cabeza. El nido cobijará a todos ellos y a la platea ávida de espectáculo.
A partir de mañana, el atletismo no dará respiro. Las protagonistas del héptatlon abrirán fuego, pero serán los lanzadores de peso y las corredoras del diez mil quienes pongan en juego las primeras medallas. Un buen aperitivo, sin duda.
A toda velocidad
Usain Bolt, Asafa Powell y Tyson Gay, los tres atletas más rápidos de la historia, dirimirán en la distancia de 100 metros, el duelo más alucinante de los Juegos Olímpicos de Beijing. Por supuesto, los 1.300 millones de chinos preferirán el combate entre el héroe nacional, Liu Xiang, y el cubano Dayron Robles en 110 metros vallas. El atletismo decide sus pruebas estrella a toda velocidad, según se ve.
La irrupción del jamaicano Usain Bolt, el 31 de mayo pasado, en la prueba reina de la velocidad con un nuevo récord mundial en Nueva York (9.72) ha devuelto el máximo interés a la carrera de 100 metros, que busca un sucesor «limpio» para el campeón de Atenas 2004, el estadounidense Justin Gatlin, sancionado por dopaje.
La carrera de 100 metros, la más carismática del atletismo, se afana por escapar de la sombra del dopaje que la ha asolado a lo largo de la historia, sobre todo desde que el canadiense Ben Johnson hubo de abandonar los Juegos de Seúl'88. En Sydney 2000, la confesión de culpa de Marion Jones dejó la prueba por los suelos, y el escándalo de los griegos Thanou y Kenteris en Atenas 2004 terminó de hundirlo.
Por eso, Beijing quiere ser el emplazamiento donde la velocidad vuelva a brillar.
Los Juegos Olímpicos quieren ser lo más limpios posible, de modo que someten a los atletas a mil y una pruebas. Así, el jamaicano Asafa Powell se quejaba de haber pasado cuatro controles desde el 1 de agosto.
Las pruebas de fondo pondrán en acción a sus grandes figuras africanas. El continente negro buscará hacerse con un buen penacho de medallas en unas pruebas en las que los atletas de raza blanca bastante tendrán con seguir su estela.
Paradójicamente, en 1.500, el estadounidense de origen keniata Bernard Lagat, doble campeón mundial el año pasado en Osaka (1.500 y 5.000), intentará idéntica hazaña en Beijing, de forma que ocupe el trono que El Guerrouj dejó desierto. El ránking del año 2008 está copado por kenianos, con Daniel Kipchirchir Komen a la cabeza (3:31.49).
Por su parte, el etíope Kenenisa Bekele defenderá su corona en 10.000 metros en presencia de su maestro Haile Gebreselassie, plusmarquista mundial de maratón, que en la cita china se ha inclinado por la distancia más corta para minimizar los efectos de la polución y, sobre todo, guardar fuerzas para un lucrativo maratón en otoño.
Asimismo, la competición femenina tiene una sola reina: Yelena Isinbayeva, que el 29 de julio batió en Montecarlo su récord mundial número 23 de pértiga con un salto de 5,04 metros. Si el atletismo arroja algún récord mundial en Beijing, la primera candidata es la «zarina» del atletismo mundial. En segundo lugar del escalafón se sitúa la invencible saltadora croata Blanka Vlasik. La dálmata lleva dos años intentando batir la antigua plusmarca en salto de altura.
A. G.
