El nuevo Ayuntamiento de Burlata fue ayer, por primera vez en su corta vida, testigo del comienzo de las fiestas de la localidad, en el cual los representantes de la Coral San Blas, homenajeados por su 25 aniversario, fueron los encargados de prender la mecha del chupinazo anunciador de las fiestas. Ante una plaza abarrotada de gente, con gran presencia de ikurriñas -la enseña tambien fue visible, junto a la demanda de repatriación de los presos políticos vascos, en el balcón consistorial-, el estallido del chupinazo supuso el arranque de unas fiestas que se prolongarán durante seis días y que abarrotarán la localidad de actos diversos, tanto los organizados por el Ayuntamiento como los que se recogen en el programa alternativo de los organismos populares.

Estos, precisamente, fueron los grandes protagonistas de la primera jornada festiva, marcada por el recuerdo a los represaliados políticos vascos y la reivindicación de la ikurriña.

Ya desde el momento del chupinazo, una pancarta demandaba la libertad de los presos políticos del pueblo, cinco después de la operación policial de noviembre del 2007 contra varios jóvenes de la localidad. Tras el cohete, más de 300 personas brindaron en honor a los presos y homenajearon a sus familiares, con aurresku y entrega de flores incluida. Además, decenas de personas participaron en la comida popular en recuerdo a los presos, que debido al mal tiempo tuvo que realizarse bajo la carpa de la plaza Mikel Castillo.

Respuesta al programa popular

La primera jornada de fiestas de Burlata sirvió, además de inundar la localidad de ambiente festivo, para constatar la gran respuesta popular al programa organizado por los diferentes agentes populares del pueblo. El programa, que se prolongará durante todos los días que duran las fiestas, reunirá diferentes actos de la más variada naturaleza y para todos los públicos. Las txoznas, ubicadas un año más en la zona de los institutos, serán escenario de la mayoría de las actividades populares.

Ayer, tras la comida popular y la respectiva e imprescindible sobremesa, un poteo recorrió las bajeras del pueblo, animando a los jóvenes allá congregados a unirse al recorrido musicado por las calles del pueblo, en forma de kalejira.

Pero, sin duda, fue la Salve alternativa la que constató de manera más evidente la respuesta al programa popular. El acto, organizado por los organismos populares a la par de la Salve oficial -acto en el cual la corporación municipal, acompañada por su séquito, recorre la distancia entre el Ayuntamiento y la parroquia de San Juan Bautista-logró reunir a decenas de personas, que, a ritmo de la música de la Elektrotxaranga, completaron el recorrido y abuchearon a la corporación municipal con lemas y carteles en favor de la repatriación de los presos políticos vascos.