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Edinanci Silva, doce años demostrando su feminidad

El caso de la judoka brasileña Edinanci Silva es tremendamente particular. Nacida con órganos reproductores masculinos, tuvo que demostrar su feminidad hace 12 años para poder participar en los Juegos de Atlanta y aún hoy tiene que dar explicaciones sobre este tema.

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A sus 31 años, la judoca brasileña Edinanci Silva, derrotada ayer en Beijing en cuartos por la española San Miguel, todavía tiene que seguir explicando que compite como mujer desde hace más de una década. Silva ofrece una historia particular en el mundo deportivo, ya que participó como mujer en Atlanta 1996 gracias al certificado de feminidad que le otorgó el (COI).

La judoca -de la categoría de -78 kilos-, que en los Panamericanos de Río de Janeiro 2007 fue la primera brasileña que conquistó dos oros, nació hace 31 años en la empobrecida localidad de Souza, en el Estado de Paraíba. Hija de un albañil y de una ama de casa, Edinanci trabajó hasta los 15 años cortando caña. A esa edad, sufrió una inflamación del oído interno y como a otros muchos jóvenes le aconsejaron que hiciera algún deporte.

Acudió a un club donde sólo quedaban vacantes de judo. Allí empezó su carrera. Tenía que caminar a diario tres kilómetros para ir a la academia. Otro obstáculo que tuvo que superar fue la lucha literal que planteó contra la genética para demostrar en 1996 a las autoridades deportivas internacionales que es mujer y lo que para ella era hasta hoy «una falta de suerte total».

La joven se sometió ese año a varias operaciones para eliminar unas protuberancias que en apariencia eran testículos y disminuir el 80 por ciento de testosterona, hormona masculina, que le dio un cuerpo musculoso y una fuerza que ya envidiaría cualquier hombre. Además, se hizo una reconstrucción del clítoris. De esta forma, obtuvo el certificado del COI para pelear como mujer. Con Pekín 2008, acumula cuatro Juegos Olímpicos. Suma tres títulos panamericanos, sendos bronces en los Mundiales de París 1997 y Osaka 2003, y fue campeona de la Supercopa del Mundo 2007.

Para los Juegos de Atlanta, los primeros en su carrera, tuvo que pasar por una prueba para confirmar su condición sexual, hecho que la dejó seriamente afectada y le impidió ofrecer buenos resultados. Cuatro años después, en la cita celebrada en Sydney, una lesión la volvió a sacar del camino al podio. En su tercer intento, los Juegos de Atenas en 2004, la brasileña llegó en gran forma física y sicológica pero aún así perdió las peleas que le pudieron haber dejado, al menos, con la medalla de bronce.

Otro detalle significativo sobre su figura es que Silva quizá sea la única deportista en el mundo que no tiene apego por el metal, ya que suele regalar las medallas que conquista con mucho sudor y lucha a sus parientes y amigos. Ayer, tampoco le sonrió la suerte y perdió en los cuartos de final contra San Miguel, a la que había conseguido derrotar en la final de la Copa del Mundo disputada el año pasado en Hamburgo.

 

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