La ikurriña, seña de identidad y también bandera de la fiesta
La ikurriña se situó ayer frente a frente a la bandera, que con alevosía y nocturnidad, fue colocada el pasado mayo en la balconada donostiarra. Pero éste no fue el único escenario elegido para hacer ondear el emblema vasco: Portugalete, Burlata, Tafalla... Los vivos colores de la ikurriña se están reflejando en todas las fiestas del país.
Oihana LLORENTE
Un camión cargado con bafles se dispuso a hacer saltar y bailar a los donostiarras en un singular acto en defensa de la enseña vasca organizado por la iniciativa popular Bai Eukal Herriari. Los gigantes arrantzales del puerto o el propio Porrontxo dieron vueltas y más vueltas en su honor. E incluso Frankestein y un dinosaurio de antaño se entregaron a la causa haciendo su aparición en esta kalejira popular festiva.
La inmensa ikurriña habría el camino a alrededor de 400 donostiarras, que sin quererlo, se convirtieron en entretenimiento para cientos de turistas que se agolpaban a su paso para fotografiarlos. Sin embargo, el despliegue que el Departamento de Interior de Lakua impuso -con furgonetas, ertzainas pertrechados con material antidisturbio y un helicóptero- nublabaron el colorido de la kalejira.
La marcha finalizó donde comenzó: ante la bandera española recién colocada por el equipo de gobierno de Odón Elorza. Y allí Beñat Gaztelumendi, en nombre de la iniciativa popular, aseguró que «no aceptarán ningún tipo de imposición». Asimismo, exigió a Aralar y EB, socios del PSE, «que dejen de crear división» y «tengan la osadía» de defender la ikurriña.
La imposición de la bandera española se ha sucedido en numerosos consistorios vascos, de manera escalonada e intentando hacer el menos ruido posible. Pero la respuesta ofrecida por la ciudadanía a esta «imposición» se está haciendo notar, y más ahora que los chupinazos y las fiestas de los pueblos están a la orden del día.
En Nafarroa, la imposición de la rojigualda no es nueva y aunque la Ley de los Símbolos ni si quiera deja margen a la ikurriña para aparecer, tanto Burlata como Tafalla arrancaron sus fiestas ayer con decenas de tricolores en las calles e incluso en las balconadas oficiales.
Los portugalujos no fueron menos, y aunque la española ondeara por primera vez en el Ayuntamiento, las ikurriñas fueron las grandes protagonistas de la fiesta. Una pancarta atada con globos de helio puso frente a su alcalde el lema «Ikurriña bai, espainola ez».
A juicio de la iniciativa popular Bai Euskal Herriari, los ciudadanos vascos tienen «la responsabilidad de defender su identidad mediante los símbolos», ya que afirma que, de otro modo, «serán los simbolos los que pierdan su identidad».
