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Berlín y París alertan de que habrá dificultades en el tercer trimestre

Tras constatar el retroceso de sus economías en el segundo trimestre del año, Berlín y París advirtieron ayer sobre las dificultades de los próximos trimestres. Representantes de ambos ejecutivos indicaron que mantienen sus previsiones para este año, pero «para el próximo, eso parece un poco más difícil», precisó el ministro de Economía alemán, Michael Glos, apuntando a una revisión a la baja.

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El Gobierno alemán no excluye revisar a la baja sus previsiones de crecimiento para el próximo año. Después de que su economía haya registrado, por primera vez en cuatro años, una caída del 0,5% en el segundo trimestre respecto al primero, el ministro alemán de Economía Michael Glos, quiso relativizar ese retroceso señalando que Berlín mantiene su previsión de un crecimiento del 1,7%, aunque no pudo ocultar los problemas. «Para el próximo año, eso parece un poco más difícil», manifestó el ministro de Economía.

Glos explicó que «vamos a examinar la previsión del Gobierno, hasta ahora de un 1,2%, a mediados de octubre en función de los datos disponibles entonces». Tras reconocer que «los riesgos, efectivamente, han aumentado», realizó un llamamiento a la tranquilidad al asegurar que «no hay ninguna razón para asustarse. Las empresas alemanas siguen siendo muy competitivas, pero si la coyuntura mundial se debilita, un país exportador como Alemania se resiente».

Atribuyó a los elevados precios de la energía que el consumo permanezca por debajo de las expectativas, pero «no espero una recesión en Alemania, sino una disminución del crecimiento económico», subrayó.

«Fenómeno internacional»

La ministra francesa de Economía, Christine Lagarde, también advirtió sobre dificultades futuras en la economía. Avanzó, así, que «no hay que esperar un buen trimestre».

En una entrevista en el diario galo ``Le Figaro'' manifestó que «nos enfrentamos a un fenómeno internacional». Se refirió, así, a las cifras económicas publicadas el jueves por el instituto francés de estadística (INSEE), que revelan un retroceso económico del 0,3% en el segundo trimestre.

A su modo de ver, «la crisis de las subprimes de hace un año ha provocado una ralentización mundial que ha afectado a toda la zona euro, pero también a Japón». En este contexto, indicó que «Francia no está aislada y ha sufrido como sus vecinos el vertiginoso aumento del precio de las materias primas y del valor euro».

Pese a las circunstancias económicas poco favorables, la ministra francesa de Economía, quien ha previsto que el PIB francés crezca entre un 1,7 % y 2% este año, no se plantea una revisión de esos porcentajes. «Me niego a revisar nuestras previsiones sobre la base de una sola publicación», afirmó en referencia a los datos del INSEE.

Según Lagarde, el Gobierno francés aún tiene que realizar «un trabajo de análisis más global en las próximas semanas». Una vez hecho ese análisis, el ejecutivo galo revisará las cifras sobre el crecimiento económico.

Constató que los factores que explican la ralentización económica en el Estado francés y a nivel internacional «han comenzado a atenuarse».

«El precio del petróleo ha retrocedido un 30%, el euro ha vuelto un poco por encima de 1,50 dólares, lo que es todavía un nivel demasiado elevado pero un poco más soportable, el precio de las materias primas agrícolas ha comenzado a retroceder», de manera que «la inflación ha alcanzado probablemente su máximo en julio y debería comenzar a bajar de manera pronunciada a partir de este otoño».

La crisis llega a Japón al contraerse su economía un 2,4% en el segundo trimestre

La crisis ha llegado oficialmente a Japón después de que el Gobierno anunciara una contracción de la economía del 2,4% hasta junio a causa de una caída del consumo y un frenazo en las exportaciones. Ambos son los motores de la economía, pero sobre todo el consumo, que supone un 55% del PIB, por lo que el diagnóstico es sencillo: Japón se resiente de la inusual inflación y del encarecimiento del yen.

La crisis mundial desencadenada por las hipotecas subprime de EEUU parecía haber respetado a Japón hasta ahora, pero el dato del PIB parece haber colocado a la segunda economía mundial en plena crisis. En términos nominales, que no están ajustados a los cambios de los precios, la economía japonesa produjo entre abril y junio el 0,7% de bienes y servicios menos que en los tres primeros meses del año.

Si a finales de 2007 el PIB nipón alcanzaba el 3,5%, desde comienzos de este año el crecimiento de Japón ha ido deca- yendo y hoy se comienza a hablar abiertamente de recesión. A esto se suma el último dato del IPC, que se elevó un 1,9%.

Para el Gobierno aún no han saltado las alarmas, ya que el recién nombrado ministro de Política Económica, Kaoru Yosano, afirmó que el crecimiento negativo puede ser un fenómeno temporal. Quizá Yosano confíe en una mejora del sector inmobiliario. Los últimos datos apuntan a que en el próximo trimestre aumentará la inversión en este apartado. Las grandes empresas japonesas parecen capear bien la crisis. Es cierto que las grandes entidades bancarias de Japón se han visto afectadas por la crisis subprime, con unas pérdidas conjuntas que rondan los 6.842 millones de euros. Pero estas cifras palidecen respecto a las monstruosas pérdidas que han presentado muchos bancos estadounidenses y europeos. GARA

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