Tres horas y cuarenta minutos de espectáculo musical con las canciones de la conocida formación de los años 80 Mecano como inspiración central para contar una historia que pretende ser, precisamente, la crónica de un tiempo, los ochenta, y de una ciudad, Madrid. El espectáculo hace un vuelo rasante por la época, que se fija en la trayectoria de dos amigos que llegan desde el pueblo a la gran ciudad con la idea de triunfar en el difícil mundo de la música.

Lo logra, pero eso produce quiebras en la amistad, aparecen las ambiciones personales y la droga, la maldita heroína que va destruyendo a uno de ellos. Como mandan los cánones hay historias de amor, el chico gracioso, los momentos de entusiasmo y optimismo, y en este caso, una parte final muy melodramática, que acaba felizmente, como es la norma.

Buena estructura, perfecto el zurcido de parte de las canciones con situaciones dramáticas que van contándonos de forma lineal la vida de los personajes centrales, lo que le dota de una mayor solidez para que encajen perfectamente las partes coreográficas conjuntas, los solos y dúos, y se entienda perfectamente toda la trama.

Las canciones fácilmente reconocibles, coreadas de manera constante por el público allí congregado, engancharon de manera inmediata, y es que existe una comunión previa, y la selección y adaptación de las canciones, de sus partes más importantes, ya sean sus estribillos o las que vienen a cuento para la historia, se hace con la suficiente limpieza y entrega interpretativa contagiosa y con música en directo. En definitiva, un buen espectáculo con prodigiosos dispositivos escenográficos, de iluminación y sonido.