Raimundo Fitero
Los locos
Qué hacemos con los locos? No con los locos bajitos, sino con los locos altos, los bajos, los flacos, los gordos, los simpáticos, los malcarados, con todos aquellos seres humanos que sufren un proceso de deterioro mental causado por diversas disfunciones biológicas, neuronales, siquiátricas y que la sociedad ha decidido que al apartarse en su comportamiento de la normalidad, estorban, deben ser tratados con fármacos y en el peor de los casos deben ser internados en unos hospitales que en ocasiones parecen presidios, en otras cárceles y en todas se asemejan parques cerrados donde se colocan algunos desperdicios humanos, una suerte de cementerios de seres vivos .
En medio de todos estos sufrimientos añadidos se producen circunstancias, planes, ideas de algunos facultativos que demuestran las posibilidades de encauzar las energías de esos hombres y mujeres para lograr algo más que pasear por sus pasillos, sus tétricos paseos esperando la dosis diaria de droga, la alimentación precaria y el cariño fuera de la cuartilla de racionamiento. Iniciativas para dignificar la vida de los habitantes de esos lugares fantasmales. Así surgió en Buenos Aires Radio La Colifata, una realidad que lleva diecisiete años de vida, en la que los internos de un manicomio hacen una radio que empezó como algo interno, pero que ha trascendido, una radio libre, que emite veinticuatro horas y que ha llegado a su conocimiento universal a través de un anuncio televisivo de una bebida isotónica perteneciente a una marca universal de refrescos desabridos. Aquarius nos ha mostrado en uso comercial una realidad social, una realidad médica, una realidad humana. ¿Un anuncio solidario?
Pues bien, como todo puede ir a peor, esta radio universalizada que tiene decenas de emisoras similares por toda Suramérica, puede cerrarse debido a una decisión política que esconde una especulación inmobiliaria. Cerrar el centro desde donde emite, recalificar los terrenos, construir una urbanización. Todo encadenado para demostrar que los colifatos a veces llegan al poder, o que precisamente el poder es lo que provoca la demencia. Luchemos como locos, por la dignidad de los locos.