GARA > Idatzia > Kirolak > Beijin 2008

NATACIÓN Séptima jornada

A dos oros de la proeza

Phelps obtiene su sexto título en 200 estilos, también con récord del mundo, en otra jornada prodigiosa

pj05_f01_097x160.jpg

Miren SÁENZ | DONOSTIA

El reto continúa y Michael Phelps se acerca a la proeza. Ayer igualó su número de títulos en Atenas, hoy podría empatar los siete de Mark Spitz y mañana superarle con el relevo de estilos. Phelps pescó su sexto oro y por supuesto su sexto récord del mundo y la competición prosigue nadando en la abundancia de marcas con 21 plusmarcas universales y 30 europeas, cantidad y calidad en la capital china.

Los 200 estilos calcaron el podio de los 400 con Phelps en las alturas, el húngaro Laszlo Cseh en el peldaño de la plata y Ryan Lochte en el bronce, en su segunda visita al cajón de una jornada inolvidable por alcanzar también la gloria individual.

La escena ya la habíamos visto, como también la rutina diaria de la megastrella en la cámara de salida, concentrado con el auricular en los oídos. Un poco de rap antes de acceder al poyete, luego a sumergirse en al agua para repetir sus inmersiones submarinas, su excelente patada de delfín y su dominio insultante ante gente como Cseh o Lochte, incapaces esta vez de presionar al de Baltimore, imbatido en la prueba desde el Mundial de Barcelona'2003.

Con un nuevo retoque a su registro al podio, a compartir charla y emociones con su amigo Lochte para a la vuelta entregar el ramo a su madre, que a estas alturas debe tener la habitación rebosante de flores. Cinco minutos para cambiarse entre la ceremonia de entrega de medallas y vuelta al agua. «Casi no hubo tiempo. Ahora tengo un montón para descansar. Tengo 18 horas para estar listo», explicó el fenómeno de Baltimore en relación a sus 100 mariposa, la única de las pruebas en la que la plusmarca no le pertenece.

El propietario es Ian Crocker que la ha batido en tres ocasiones, la última hace tres años. Phelps quedó primero en su serie, pero el mejor tiempo correspondió al serbio Milorad Cavic, el mismo que en primavera en Eindhoven subió a recoger su oro en 50 mariposa luciendo el lema «Kosovo es Serbia» por lo que fue sancionado. A Cavic no le importaría destrozar el reto: «Sería bueno para el deporte si él perdiera. No hay duda de que es el mejor, pero tiene un montón de medallas en su plato. Mi meta es la medalla», admitió.

Pero no sólo Phelps revoluciona las tablas, también sus compañeros. Los 200 espaldas se presentaron como la final del desempate. Lochte, bronce en los 400 estilos, y Aaron Peirsol, el clásico, arreglaron el asunto en el Cubo. Ambos compartían la marca y la carrera puso al devorador de hamburguesas como propietario de todo. «Los 200 espalda y estilos es un doble duro, si no el más duro. La espalda está toda en las piernas en la piscina larga. Ryan tuvo un nado increíble y me alegro de verle ganar su primer oro. Se que está feliz. Pensaba que bajaría de 1:54», le animó Phelps.

Rebeca Soni y Leisel Jones mantuvieron el duelo en 200 braza. Ambas nadaron todo el recorrido por debajo del récord y Soni terminó por llevarse el gato al agua. Se lo quitó precisamente a la australiana. Los estadounidenses se pusieron las botas. Títulos y dobletes. Sólo Britta Steffen rompió la monotonía y de paso otorgó el primer éxito a la natación alemana, de capa caída en estos Juegos. Cuatro centésimas separaron a la germana, que realizó la remontada de su vida, de Lisbeth Trickett, repescada tras la descalificación de una rival y feliz como si fuera la ganadora.

Además, en semifinales el brasileño César Cielo se apuntó la segunda mejor marca de todos los tiempos en 50 libre en presencia del australiano Sullivan, el plusmarquista, y del gendarme francés Alain Bernard, nuevo campeón de 100 metros. Su compatriota Laure Manaudou culminó su mal año dentro y fuera de las piscinas al caer eliminada en los 200 espalda.

 

 

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo