Millones de chiíes celebraron ayer en la ciudad santa de Kerbala, en el centro de Irak, el nacimiento de al-Mahdi, el último imam de esta rama del Islam, al término de varios días de peregrinaje marcados por varios atentados kamikazes.

Desde hace varios días, los peregrinos afluían de todo Irak, Irán y varios países musulmanes de Asia para formar una multitud de más de tres millones de fieles en la noche del sábado al domingo, momento álgido de la peregrinación, según el gobernador de Kerbala, Akhil Khazali.

Las autoridades locales tomaron una serie de medidas para evitar cualquier atentado tras la muerte en los días de precedentes de varias decenas de peregrinos que se dirigían a Kerbala, situada a 110 kilómetros al sur de Bagdad.

«El plan de seguridad puesto en marcha para proteger a los peregrinos incluye a miles de personas, entre ellas a 2.000 policías», y están autorizadas a registrar a las mujeres y a hacer frente a eventuales kamikazes, declaró a France Presse el jefe de la Policía de Kerbala, Raed Shakir Jawdat.

Al menos 36 personas, entre ellas 30 peregrinos, han muerto en los tres días anteriores al aniversario de al-Mahdi en atentados llevados a cabo en la carretera de Bagdad a Kerbala. En total, se han registrado, al menos, 126 heridos.

El atentado más mortífero tuvo lugar el jueves por la noche, cuando fallecieron 22 personas en un doble atentado kamikaze cometido por dos mujeres en Iskandariyah, a 50 kilómetros al sur de Bagdad.

Las dos mujeres accionaron el cinturón de explosivos que llevaban con cinco minutos de diferencia cuando se encontraban a 50 metros una de la otra, según la Policía de la provincia de Babilonia.

Iskandariyah, que forma parte del tristemente célebre «triángulo de la muerte», ha sido escenario desde hace tiempo de atentados kamikazes llevados a cabo generalmente por la red Al-Qaeda contra la población chií.

En esta zona, se han desplegado soldados y mujeres y hombres policías y se han reforzado los puestos de control, según constató en el lugar un periodista de France Presse.

En Kerbala, se movilizó a 40.000 soldados y policías iraquíes para proteger a los peregrinos.

Aviones iraquíes sobrevolaban la ciudad, mientras que aparatos de EEUU vigilaban las inmediaciones de Kerbala, especialmente la zona desértica situada al oeste de la ciudad, desde donde los insurgentes suníes acostumbran a disparar morteros o lanzar cohetes.

Millones de peregrinos acuden a Kerbala para celebrar el nacimiento de Mohammed al-Mahdi, que se produjo en 869 en Samarra, a 125 kilómetros al norte de Bagdad.

Está considerado como el último imam por los chiíes duodecimanos y, según su creencia, no ha muerto en realidad, sino que permanece oculto hasta el juicio final, antes de regresar encarnado en al-Mahdi [El Guía].

En la edición de 2007 de esta peregrinación, las fuerzas de seguridad iraquíes impusieron el toque de queda después de que en enfrentamientos entre policías y milicianos se registraran 52 muertos y más de 300 heridos.

«Esta es la principal ceremonia desde la caída del régimen de Saddam porque no hemos tenido ningún problema durante los siete días de marcha para llegar a Kerbala», declaró a France Presse Ehsaan al-Assadi, un peregrino llegado de Nassiriyah, una ciudad situada a 350 kilómetros al sur de Bagdad.

Quince muertos en Bagdad

Por otra parte, un kamikaze llevó a cabo ayer un atentado en Bagdad en el que murieron quince personas, entre ellos siete miembros de la milicia formada por el Gobierno iraquí para combatir a Al-Qaeda, y treinta más resultaron heridas 0en un barrio suní de Bagdad, según informó el Ministerio del Interior. El atentado se produjo en la mezquita de Abu Hanifa, en el barrio de Adhamiyah.

Faruk al-Obeidi, uno de los jefe de Shawas, los comités de antiguos insurgentes reconvertidos en combatientes progubernamentales contra Al-Qaeda, y seis de sus hombres, perecieron en el ataque, según una fuente del Ministerio del Interior.

Esta fuente añadió que un hombre que circulaba en bicicleta llevó a cabo el atentado kamikaze.

Sin embargo, testigos presenciales relataron a France Presse que este hombre se había vestido de mujer para poder hacer estallar el cinturón de explosivos que portaba.