La Quincena Musical cede el turno a los jóvenes intérpretes
Esta tarde comienza el Ciclo de Jóvenes Intérpretes de la Quincena, una plataforma para los músicos vascos que empiezan a destacar por su gran calidad. La voz, el violín, el violonchelo, el piano y la percusión serán los instrumentos protagonistas de unos conciertos que, a menudo, resultan sorprendentemente buenos. No obstante, dos de las intérpretes del ciclo, niñas prodigio del piano y el violonchelo, son ya bien conocidas por los melómanos donostiarras.Mikel CHAMIZO | DONOSTIA
El Ciclo de Jóvenes Intérpretes de la Quincena Musical de Donostia busca ser una lanzadera para los músicos más destacados de la nueva generación, dándoles una de sus primeras oportunidades para actuar en público. Pero éste no es el caso de Judith Jauregi y María Eugenia Silguero, quienes, a pesar de su juventud, llevan ya muchos años dando conciertos. Y es que ambas fueron, cada una a su manera, precoces prodigios de su intrumento.
Silguero, con sólo cuatro años y medio, ya poseía oído absoluto, es decir, podía asociar cada sonido que escuchaba con su correspondiente nota musical. Sus padres, ambos músicos, decidieron que la niña debía valerse de esta cualidad innata y tocar un instrumento de cuerda, y fue así como empezó a tocar el violonchelo.
El caso de Jauregi es justo el contrario. Se inició con el violín a los cuatro años, pero recuerda que «tenía una profesora muy mala que me amenazaba con cortarme los dedos si no estudiaba los suficiente». Le cogió manía al violín y se pasó al piano, el instrumento que tocaban sus hermanas, aunque ahora Judith es la única de la familia que sigue adelante con la música. Lleva actuando en público desde los ocho años, pero no fue hasta los quince que decidió que el piano era su vocación, durante un cursillo de un mes en el que estuvo rodeada de algunos de los mejores pianistas del mundo.
Silguero, por su parte, no sabe muy bien en qué momento descubrió su vocación. «Cuando llegué a la edad de decidir qué es lo que quería hacer, ya había terminado la carrera», explica la irundarra, que fue la persona más joven en obtener el título superior de música en el Estado español, con sólo trece años. «Crecí con la música y nadie me preguntó en ningún momento si quería dedicarme o no ella. Fue algo completamente natural», dice. Ahora tiene veinte años y un curriculum impresionante a sus espaldas. Pero es inevitable pensar que una dedicación tan intensa a la música le ha podido robar parte de su infancia. «Es cierto que mis amigas iban a jugar y al parque muchos días que yo me quedaba estudiando el violonchelo. Pero tampoco lo he echado mucho de menos. Mi vida diaria era la música, pero también he salido y he hecho cosas como cualquier persona normal».
Jauregi es radical sobre este punto: «Yo he sido una niña muy, muy feliz. Tengo la suerte de poseer bastante facilidad de estudio, por lo que nunca me ha hecho falta dedicar diez horas diarias al piano. Además, necesito vivir mi propia vida, porque, si no vivo, no puedo tocar, me bloqueo. En ese aspecto, soy una chica muy normal».
Jauregi tocará en la Quincena el mismo programa que acaba de ofrecer en el Festival de La Roque d'Anthéron, uno de los encuentros pianísticos más importantes del mundo, aunque el recital de Donostia le hace una especial ilusión, «porque es mi ciudad y voy a poder tocar para mi familia, mis amigos y los que me conocen».
Lo mismo opina Silguero, que ofrecerá un exigente programa en torno a Beethoven, Schumann y Franck.
«Tocar en todo el mundo»
Pero... ¿qué les espera tras este recital? A Silguero ya no le queda ningún título por obtener, pero todavía quiere seguir estudiando y mejorando su nivel. No sabe a dónde le llevará su carrera dentro de unos años, como tampoco lo sabe Jauregi. «La música no tiene barreras -opina la pianista-. Quiero poder tocar en todo el mundo».
María Eugenia Silguero y Judith Jauregi, cada una a su manera, fueron precoces prodigios con sus instrumentos, el violonchelo y el piano, respectivamente.
Evento: Ciclo de Jóvenes Intérpretes de la Quincena Musical de Donostia.
Fechas: Todos los días, del 19 al 23 de agosto.
Lugar: Palacio Miramar.
Hora: 20.00.
María Eugenia Silguero y Judith Jauregi actuarán el jueves y el viernes, respectivamente, pero todavía restan un buen número de conciertos al Ciclo de Jóvenes Intérpretes de la Quincena Musical de Donostia. El primero, que tendrá lugar esta misma tarde, será un recital de canto de la soprano Elena Sancho, acompañada por el pianista Borja Rubiños, con arias que abarcan un amplio espectro temporal, desde Monteverdi hasta Richard Strauss. Mañana le llegará el turno a la violinista donostiarra Laida Alberdi, quien interpretará obras de Bach, Schlaepfer, Turina y Sarasate. El jueves, como ya se ha dicho, será el turno de María Eugenia Silguero y Rodrigo de Vera, que forman el dúo Golden Silver y tocarán obras de Beethoven, Schumann y Franck. Y el viernes será el turno de Judith Jauregi, con un variado programa que incluye piezas de Grieg, Mompou, Debussy y Rachmaninov. El Ciclo llegará a su fin el sábado, con un interesante recital de percusión sola protagonizado por el coruñés Jesús Porta, que se enfrentará a complejas obras de Campion, Druckman, Xenakis y Sölla.
Mikel CHAMIZO