Por un día, la entrada al Arenal desde el puente del mismo nombre no olía a churros, sino a tortilla de patata. Patata, cebolla, ajo, pimiento rojo o verde, huevos, sal y aceite, eran las armas culinarias de las decenas de cuadrillas de amigos y konparsas participantes este año en la primera cita culinaria de Aste Nagusia. «Dejamos que la gente eche lo que quiera, porque si no es un lío», explica uno de los miembros del jurado. «Pero suele ganar la que no lleva nada, que es lo más difícil», añade.

Y casi fue así. «Sólo le hemos echado cebolla, aunque primero la hemos dorado», contaban después de la entrega de premios los ganadores del certamen: Jon Kepa Zumalde, Félix Grande, Goio Lopategi y Jon Larrabeiti, todos ellos de Mungia, lo mismo que los autores de las otras cinco tortillas que les siguieron en la clasificación: Txalo bero bat, Beti gozo, Ikara garria txo, Aurten bai y Mila esker, por este orden.

¿El secreto de los ganadores? «Cortar bien la patata y romper bien el huevo», responden haciendo hincapié en que no hay mucho misterio en una buena tortilla de patatas. «Eso y hacerla en una sartén bien grande, de ésas que casi no puedes sujetar», añaden. En total, el grupo de amigos que se acercaron hasta la capital bilbaina prepararon siete tortillas, de entre 16 y 18 huevos cada una, y pelaron nada menos que treinta kilos de patatas.

Éxito «tortillero» de los de Mungia, que bien podría haber dicho el maestro de ceremonias al micrófono, el popular Marko, pero más éxito aún de la organización de este certamen gastronómico por el elevado número de participantes. El año pasado fueron 118; este año 181. Seguro que la ausencia de lluvia -el sirimiri sólo se empezó a dejar ver durante la entrega de premios- propició esta buena asistencia -incluso hubo algún cocinilla llegado del otro lado del mundo, de Connecticut, en concreto-, pero, como afirmaba un miembro de la organización, «cuando se trata de un plato barato, se apunta mucha gente».

Clases para los más pequeños

Barato y fácil de preparar, aunque otra cosa sea ganar. Porque en aprender a cocinar este plato de andar por casa se aprestaron algo más de una docena de los integrantes más jóvenes de algunas konparsas. Dirigidos por el cocinero Ricardo Pérez Yandiola, pelaron, batieron, frieron y dieron la vuelta sobre el plato unas tortillas que, en presencia, poco tenían que envidiar a muchas de las presentadas a concurso. «Agarrad la sartén por el mango», fue el primer consejo que dio a estos pequeños.

La iniciativa, novedosa en el programa de actos de las konparsas, fue saludada de manera positiva por los organizadores. «Da gusto verles las ganas que ponen para hacer la tortilla, aunque no hayan hecho nunca una. Ellos son la cantera de estos concursos», declaraba satisfecho Ricardo Pérez. Quien no perdió detalle de las habilidades de estos pequeños fue el pregonero, Aitor Elizegi, a la postre también cocinero, que se pasó por allí junto a la también omnipresente chupinera.

Seguro que las konparsas tomaron buena nota de esta novedad para potenciarla y ampliarla. ¿Futuros ganadores? Quizá... con permiso de los de Mungia.