La Paz denuncia que el paro opositor se impuso por la violencia de la derecha
GARA |
El Gobierno de Bolivia afirmó ayer que la huelga convocada por los prefectos opositores de cinco departamentos del país fue parcial y que únicamente se cumplió en las capitales, «bajo las amenazas y la violencia de grupos radicales autonomistas».
El viceministro de Régimen Interior, Rubén Gamarra, dijo en rueda de prensa que «más que una medida de conciencia cívica es fundamentalmente un paro que se ha ido cumpliendo parcialmente bajo amenaza de grupos de choque juveniles».
Gamarra subrayó que se trataba de «un paro urbano» que, según dijo, no tuvo seguimiento en el área rural de los departamentos de Santa Cruz, Beni, Pando, Tarija y Chuquisaca.
Con el paro, los prefectos de estos departamentos exigían la cesión de la renta petrolera que el Gobierno boliviano ha destinado para pagar una pensión a los mayores de 60 años.
Gamarra destacó que los huelguistas tampoco pudieron bloquear las carreteras internacionales como pretendían, en particular en la frontera del departamento de Tarija con Argentina.
Confirmó además que integrantes de la derechista Unión Juvenil Cruceñista salieron a las calles de Santa Cruz con palos y bates de béisbol para obligar a cumplir el paro, golpearon a dos policías y destruyeron su vehículo en la madrugada de ayer, como mostraron las imágenes de diversos canales de televisión.
Asimismo, en el populoso barrio cruceño de Plan 3000 un grupo de personas opuestas a la huelga y afines al presidente Evo Morales golpeó a periodistas de los canales de televisión ATB y Bolivisión [oposición derechista] y destruyó el vehículo en el que hacían su cobertura.
Según medios de Santa Cruz, los dos bandos estaban al mediodía separados por tres calles y se lanzaban amenazas mutuas en inmediaciones de Plan 3000.
En la ciudad de Tarija, grupos de jóvenes ultraderechistas mantenían ocupadas desde la noche del lunes las oficinas de la Aduana Nacional, por lo que el Gobierno de La Paz ordenó al Ejército custodiar todas las instituciones del Estado en los cinco departamentos opositores.
Después de la toma de la aduana, el Gobierno boliviano decidió proteger con fuerzas militares las instalaciones de la empresa de telecomunicaciones estatal Entel en la capital tarijeña.
En esa ciudad, los huelguistas bloquearon varias calles para obligar a la suspensión de actividades, al igual que en las ciudades de Trinidad, Cobija y Sucre, aunque en estos lugares no se registraron incidentes mayores.
«No somos golpistas. El único dictador que hay en este país es el presidente de la República», dijo en conferencia de prensa el líder del autodenominado comité cívico cruceño, el oligarca Branko Marinkovic, quien destacó que «todos están acatando el paro».
Esta es la primera huelga política contra Morales desde que venció con un 67,4% en el revocatorio del 10 de agosto.