El nuevo accidente mortal se produjo ayer en Bilbo, en las instalaciones deportivas en el barrio bilbaino de Miribilla.

El siniestro tuvo lugar pasadas las dos de la tarde, cuando el trabajador se precipitó desde lo alto de un andamio hasta el sótano de la construcción, según indicó Interior de Lakua anoche.

Desplazados servicios sanitarios al lugar sólo pudieron certificar la muerte del accidentado. El cadáver fue trasladado al Instituto Anatómico forense de Bilbo, sin que a la hora de redactar la información se hubiera difundido su identidad.

Este siniestro mortal eleva a, al menos, 61 el número de trabajadores que han perdido la vida en el desempeño de sus funciones. El último se produjo hace sólo una semana, cuando otro trabajador perdió la vida al precipitarse la excavadora en la que trabajaba por un barranco con un desnivel de entre cincuenta y sesenta metros.

Ese accidente se produjo en Gueñes, cuando el fallecido trabajaba en el acondicionamiento de un camino en un barrio de la citada localidad vizcaina. Sin apagarse aún los ecos de la protesta realizada por LAB en contra de ese siniestro y de otro ocurrido una semana antes en Azkoien, ayer se produjo otra nueva muerte obrera.

Este sindicato ha denunciado que en el origen de la siniestralidad se encuentra el actual mercado de trabajo. Indicó que las muertes se podrían haber evitado «si se hubiesen tomado las medidas de prevención y protección que son conocidas y de obligado cumplimiento pero que las empresas, demasiadas veces, no ponen en práctica». Acusó a las administraciones públicas de no tomar medidas efectivas reales para evitar estas muertes e indicó que casi nunca sancionan a las empresas que incumplen la seguridad.