ATLETISMO Quinta jornada
Ramzi retorna a la cumbre del 1.500
El mediofondista bahrainí, campeón mundial hace tres años en Helsinki, cumple pronósticos y sucede en el palmarés a su ex compatriota El Guerrouj. Sanya Richard, en 400 metros, y Lolo Jones, en 100 metros vallas, comparten decepciones monumentales. El australiano Sullivan aprovecha la primera posta para reinar en los 100 metros. Cinco países por debajo de la plusmarca de la víspera.
Miren SÁENZ | DONOSTIA
En una jornada sin grandes cracks en las finales y con un par de sorpresas, Rashid Ramzi fue uno de los escasos ganadores presente en todos los pronósticos que no hizo saltar las apuestas. Por palmarés, experiencia y final demoledor se había metido en la final de 1.500 como el hombre a batir, pero ninguno de los once invitados pudo cerrarle el paso.
La carrera no pasará a la historia, probablemente porque la prueba no atraviesa por su mejor momento. Sin atletas carismáticos, ni rivalidades de las de antaño, la retirada de Hicham El Guerrouj dejó huerfana una especialidad que el marroquí elevó a lo más alto.
El Guerrouj, tan amante de los títulos como de las marcas, se fue en la cumbre, con la vitrina repleta de medallas y con su nombre figurando en las tablas de récords. Un día convocó una rueda de prensa para anunciar que se jubilaba porque no podía dormir y necesitaba descanso.
Ramzi sucede precisamente en el palmarés a su ex compatriota. Nacido en Marruecos hace 28 años y nacionalizado bahrainí hace seis aprovechando la tentadora razón de los petrodólares, Ramzi no quiso vivir a la sombra de El Guerruoj. Ahora ha retornado a la cima que alcanzó en los Mundiales de Helsinki'2005 protagonizando un doblete inédito del medio fondo con las victorias en 800 y 1.500. Dos años después volvió a intentarlo en Osaka, pero tuvo que conformarse con la plata en 1.500 porque no llegó a la final de 800.
El campeón olímpico, que en Atenas se despidió en semifinales, rinde al máximo en las grandes citas y no se prodiga en los mítines. A Beijing vino dando la cara, su exhibición en las series fue memorable. Esto levanta suspicacias entre sus rivales: «No sabemos a qué juega, no compite por Europa y aquí va siempre como una moto», afirmó Higuero tras la carrera.
Sin Bernard Lagat, el campeón mundial y el subcampeón olímpico víctima de las semifinales, la prueba miraba al francés Mehdi Baala, otro clásico. Se arrancó fuerte. Asbel Kiprop, un junior keniata con ganas de marcha, apostó por una carrera rápida (56.48 en los 400). Después se bajó el pistón (1:56.06 por el 800). El grupo estaba entero y a falta de 300 metros había que tomar una decisión. Ramzi se lanzó hacia la meta y aguantó a Kiprop, plata, mientras el neoneozelandés Nicholas Willis cazó el bronce.
Las otras dos carreras del día, no tuvieron un desenlace tan previsible y fueron la pesadilla de sus dos favoritas: Sanya Richards y Lolo Jones. La londinense Christine Ohuruogu, campeona mundial de 400 en Osaka y después suspendida un año por eludir tres controles de dopaje, aprovechó la ocasión que le puso en bandeja la estadounidense. Richards, afectada por una rara enfermedad que le produce fatiga, se perdió el Mundial y viajó a Beiging a por todas. A 70 metros de la meta se resintió en los aductores y se quedó en bronce.
Todavía fue peor para Lolo Jones. Favorita indiscutible con la mejor marca mundial del año, salió magníficamente pero un tropezón en la novena valla, la anteúltima, le envió a la séptima posición. Su compatriota Dawn Harper estrenó así su palmarés en lo má alto del podio.
Andrey Silnov, campeón europeo en 2006 de salto de altura, no tuvo un buen día en los Campeonatos rusos. Sus compañeros lo hicieron mejor y se quedó fuera del equipo olímpico. Invitado a la reunión de Londres, allí se lució mejorando su marca personal con el mejor registro del año (2,38 metros). Los técnicos de la Federación rusa decidieron convocarle. Su repesca le ha supuesto el oro olímpico. El saltador de Shakthy, que pronto cumplirá los 24 años, ganó con una marca de 2,36. Ninguno de sus adversarios consiguió sortear el listón más arriba, ni siquiera Stefan Holm, el más regular esta temporada y sin la estatura del ruso que mide 1,98 por sus 83 kilos de peso. El sueco defendía el título de Atenas y tuvo que ceder también las otras medallas. Germaine Mason, un jamaicano con pasaporte británico, hizo el concurso de su vida (2,34) y disfrutó después en el podio colgándose la plata. Con exacta marca pero más fallón el ruso Rybakov, triple subcampeón mundial, fue el hombre de bronce. Su verdugo en Osaka Donald Thomas, mediolesionado, no superó la calificación. M. S.
El estonio Gerd Kanter añadió con una marca de 68,82 el título olímpico al mundial que había conquistado el año pasado en Osaka, privando al lituano Virgilijus Alekna de su tercer oro consecutivo en unos Juegos.
Usain Bolt, autor del mejor tiempo en semifinales de 200 (20.09), ataca hoy su segunda medalla de oro olímpica en la que ha sido su especialidad hasta este mismo año, sólo cuatro días después de bendecir la pista del Nido de Pájaros con un nuevo récord mundial de 100 (9.69).
Siguiendo el ritual de gestos que ya le caracteriza antes de la salida, Bolt se empleó lo justo para mantener a raya al estadounidense Shawn Crawford, defensor del título, que prefirió no disputarle, todavía, el primer puesto.
El joven y espigado velocista abandera la triunfante rebelión del atletismo Jamaicano contra la dictadura estadounidense. Su próximo objetivo es el título de 200 y, aun cuando se da por cierto que tiene ya en sus piernas el nuevo récord mundial, no es probable que lo consiga en su octava carrera en Beijing.
El récord de Michael Johnson (19.32), que data de los Juegos de Atlanta'96, presenta un índice de dificultad suficiente como para resistirse a cualquier atleta, incluido Bolt, que no lo busque expresamente en una sola carrera, sin el desgaste de siete esfuerzos anteriores concentrados en una semana. Bolt es sólo el subcampeón del mundo del doble hectómetro. En Osaka, el año pasado, tuvo que inclinarse ante el estadounidense Tyson Gay, que no estará esta vez porque una lesión en los Trials le privó de toda opción de ganarse el puesto en el equipo olímpico en esta prueba.
El éxito de Bolt en la final de 100 metros no parece haberle desequilibrado pese a sus 21 años, mañana cumple 22, pero en Beijing ha repetido muchas veces que vino a conseguir victorias, no a batir récords. Se pudo comprobar en la final de 100, en la que despreció unas centésimas para festejar la medalla de oro antes de cruzar la meta. Por el momento, Bolt sólo ocupa el quinto puesto en el escalafón mundial de todos los tiempos de 200. Suyas son las tres mejores marcas mundiales del año (19.67, 19.76 y 19.83).