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González-Sinde: «Los personajes de Elvira Lindo tienen trastienda»

La guionista y directora de la Academia de Cine español lleva a la pantalla la novela «Una palabra tuya», con Malena Alterio, Esperanza Pedreño y Antonio de la Torre en los papeles principales.

K. ALMAGIA | BILBO

Rosario y Milagros son amigas y barrenderas. Una es vitalista, alegre, algo excéntrica. La otra es cerrada y malhumorada. Ambas arrastran un trauma de la infancia y las dos están muy solas. Son las heroínas de la novela de Elvira Lindo «Una palabra tuya», que a Ángeles González-Sinde fascinó desde la primera lectura. «Enseguida vi que ahí había una película. Me gusta mucho la manera que tiene Elvira de mezclar humor y drama y de fijarse en personajes aparentemente muy sencillos pero que esconden una trastienda, una vida oculta», explicó ayer en Bilbo la directora y guionista, a donde acudió acompañada de los actores Antonio del Real y Esperanza Pedreño. El primero encarna a Morsa, un colega del trabajo algo bruto que pretende a Rosario (Malena Alterio). Del Real, que, tras recibir un Goya por su papel en «Azuloscurocasinegro» hace dos años, abandonó su trabajo de periodista deportivo para dedicarse por completo a la interpretación, todavía no se acostumbra a verse en pantalla. «Cuando salgo en escena, pienso que la gente se va a levantar en ese instante y se va a largar de la sala». Pero González-Sinde, que trabajó con él en un proyecto anterior para televisión, tenía clarísimo que le quería para el papel, como quería a Malena Alterio para hacer de Rosario. «Ella sí que se resistió muchísimo, tenía miedo porque es muy concienzuda y no le gustaba lo de tener que salir en todas las escenas. El suyo, además, es un personaje muy difícil, muy para adentro». Pero, según explicó ayer Esperanza Pedreño -la famosa Cañizares de «Cámara Café»- las cosas fueron rodadas porque se ensayó mucho. «A pesar de que era mi primer trabajo largo en cine, yo estuve muy tranquila. Ha sido muy emocionante hacer esta película». Y eso que se ha tenido que enfrentar a escenas emocionalmente muy duras. «Todo está en la novela. He hecho una adaptación muy fiel y le he sacado todo el jugo que podía a la historia. Incluso he mantenido muchos diálogos porque Elvira es muy buena dialoguista», advierte González-Sinde.

Mantener la tensión

Lo que sí ha cambiado esta directora y guionista es la estructura, de tal manera que en la película el acontecimiento que desata el drama no se desvela casi hasta el final. «Son dos lenguajes distintos y yo estaba obsesionada con mantener la tensión que me creó el libro. Elvira no quiso intervenir en el guión, pero está encantada con el resultado».

González-Sinde, que compagina su labor profesional con la de directora de la Academia de Cine, asegura que prefiere dirigir a escribir. «Dirigir es bonito porque trabajas en equipo y te rodeas de expertos. Pero escribir es muy difícil y solitario. No habrá muchos trabajos en el mundo que te hagan hacer y deshacer tantas veces: un guión lo tienes que reescribir hasta diez veces y eso llega a resultar frustrante».

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