Pese a que el espectáculo del Gran Circo Mundial empezó sobre las 12.00, una hora antes ya empezaba a haber gente en el jardín del pabellón Pelayo del hospital de Basurto. Decenas de niños y niñas, acompañados de sus allegados, esperaban con ansia a los representantes del circo ubicado estos días en el Parque Etxebarria, junto a las barracas.

Para amenizar la espera, música variada y voluntarios de Euskaltel, que se encargaron de repartir gorros e hinchables a los más pequeños y a sus familiares para solventar un día tan caluroso como el de ayer.

Entre las 11.45 y las 12.00 del mediodía empezaron a llegar el alcalde de la capital, Iñaki Azkuna, acompañado de diferentes concejales del Ayuntamiento, así como la txupinera Isabel Isazelaia y el pregonero Aitor Elizegi. Además, un grupo de trikitilaris empezó a caldear el ambiente. Fue entonces cuando comenzaron a aparecer por el recinto payasos, acróbatas, malabaristas y hasta un pequeño cocodrilo como novedad este año.

El acto fue presentado por el director del circo José María González, quién comentó que esta visita «es una cita obligada para la gran familia del circo, una terapia para los más pequeños». El alcalde coincidió en que «es un acto consolidado y una obligación necesaria». De esta forma, uno de los niños subió a colaborar «para ser artista durante unos instantes» e hizo malabares con figuras geométricas.