«El conflicto religioso es sólo el síntoma visible de un problema de raíz política»
Líderes religiosos de sus respectivas comunidades, sus diagnósticos sobre la crisis en Cachemira difieren aunque coinciden en algo: la crítica al proceder de India en un conflicto que dura tantos años como la Partición de 1947.
¿Qué papel juega la religión en el estallido de violencia en Cachemira?
Ahmed Ilyasi: En el caso de Cachemira, como en el de Chechenia o Palestina, el conflicto religioso es tan sólo el síntoma visible», asegura el líder religioso islámico. «La verdadera raíz del enfrentamiento son siempre intereses estratégicos militares y económicos, manipulados por grupos políticos».
Indresh Kumar afirma que «la comunidad hindú pretende la paz y fraternidad en el mundo. La mayoría de la comunidad musulmana en Cachemira realmente no odia a los hindúes que allí viven. Las peregrinaciones al templo de Amarath, que ha sido el reciente motivo de discordia, dejan mucho dinero en la zona y eso está bien visto. Prueba de ello es que la peregrinación masiva del 16 de agosto ese llevará a cabo sin mayor conflicto, estoy seguro (esta entrevista se realizó días antes).
¿Cuál podría ser una solución territorial para Cachemira?
Para Ahmed Ilyasi, «el conjunto de población en Cachemira que desea pertenecer a India o Pakistán no llega al 10%. La inmensa mayoría de ella desearía simplemente la autodeterminación, ser independientes como pueblo de ambos estados y también del estado Chino. Sin embargo, ninguno de los partidos políticos en India o Pakistán apoya eso porque solo defienden sus propios intereses».
De carácter marcadamente nacionalista indio, el líder religioso hindú alega que «los medios de comunicación están mintiendo y engañando a la comunidad internacional acerca del bloqueo económico y el conflicto en Cachemira. No existe tal bloqueo, entonces no ha podido causar las protestas. El gobierno indio parte de un diagnóstico equivocado y realiza políticas equivocadas. Hemos llamado a una huelga de tres días que está siendo un éxito y vamos a seguir llamando a las movilizaciones para conseguir la paz en Cachemira. Ha llegado el momento de que quien quiera vivir en Pakistán reciba ayuda para emigrar y permita la paz e integridad del Hindustán (término que hace referencia al ideal de la «Gran India» defendida por los panhindúes.
El abrazo con que se despiden Ahmed y Kumar constituye la prueba viviente de que el entendimiento entre hindúes y musulmanes es posible y de hecho habitual. La convivencia diaria de millones de ellos, y el pacífico desarrollo de las huelgas y manifestaciones contra el gobierno indio en Delhi también.
El respeto a la voluntad soberana del pueblo cachemir por encima de los intereses políticos de las potencias vecinas puede quizá ser un primer paso hacia la solución prolongada de un escenario donde a menudo se explicitan conflictos que no son los de la población. El referéndum recomendado por la ONU en varias ocasiones, exigido por Pakistán y prometido por el Gobierno indio pero nunca llevado a cabo, comienza a ser una necesidad impostergable.