En Francia acaban de prohibir los programas de televisión dedicados a los niños menores de tres años. Se sobreentiende que lo que se prohíbe es la publicidad dedicada a captar esas audiencias, porque en una casa con niños y mando a distancia, desde esa edad o antes, la atracción que generan los colorines de las pantallas es palpable y de muy difícil supresión. O quitas del salón, la cocina o el cuarto el televisor, o en cuanto suene algo más la musiquita, o los colorines sean mucho más vivos, y las imágenes más dinámicas, los más pequeños se quedan pegados como alucinados ante lo que es para ellos, un espectáculo de colorines e imágenes en movimientos.

Cuando exista una cadena que supuestamente dedica su programación a los más pequeños, o cuando las generalistas en la franja horaria protegida emitan series, dibujos animados o cualquier otro formato para este sector de audiencias, deberán colocar un cartel con la siguiente leyenda de advertencia: «Ver televisión puede frenar el desarrollo de niños menores de 3 años». Estas decisiones se toman después de varios estudios en diversas disciplinas, pero aseguran que un uso excesivo de la televisión como guardería de los pequeños, puede provocar trastornos del desarrollo como pasividad, retraso del habla, agitación, problemas de sueño y concentración o dependencia de las pantallas.

Lo cierto es que la medida proviene de instancias del Ministerio de Sanidad francés, y que nos coloca, una vez más, ante una realidad que avanza de manera inexorable sobre nuestros destinos, y que por razones que no acabo de entender, ponen el umbral en los tres años, como el momento en que cualquier ciudadano del globo se puede socializar por la televisión sin ningún tipo de problema. Este es un asunto cuestionable. Pero como se trata de ir pensando un poco más sobre esta iniciativa, a mí me parece que voy a intentar indagar sobre ese síndrome que califican como «dependencia de las pantallas». ¿Es sintomático de alguna dependencia o simplemente imprescindible mirar a la pantalla del ordenador, del teléfono móvil, del GPS, del televisor, del cajero automático o del despertador digital?