Floren Aoiz www.elomendia.com
Sensatez y responsabilidad
He tenido la suerte de leer el libro «Roma y los bárbaros: una historia alternativa», escrito por Alan Ereira y Terry Jones, el director de «La vida de Brian». Los autores, conscientes de las similitudes entre el antiguo imperio romano y el actual estadounidense, desmontan la idea de una pugna entre civilización y barbarie. Estas reflexiones son muy útiles para quien desee analizar la historia de nuestro pueblo, comenzando por aquellos vascones incivilizados empeñados en no dejarse someter por los imperialistas godos y francos. Claro que en las versiones oficiales el expansionismo se convertía en un esfuerzo civilizador y la resistencia puro pillaje. Demos un salto en el tiempo y veremos a Regina Otaola tomando posesión de Lizartza, como los Reyes Católicos entrando en Granada en 1492, y veremos hasta qué punto el argumento civilizador se mantiene a través de los siglos.
Pero esto no sólo afecta a los imperialistas. También es el lenguaje que adoptan quienes colaboran con ellos. Civilización, desarrollo, progreso, libertad, orden, consenso, toda una cadena de palabras manipuladas para encadenarnos. Lo sensato era que la transición se hiciera como querían los franquistas y con el rey designado por el dictador a la cabeza. La central nuclear de Lemoiz representaba el progreso y el desarrollo frente a la irresponsabilidad de los empeñados en convertir nuestro país en la Albania del Cantábrico. Por suerte, se impuso la «barbarie» y no hay tal central nuclear. Algo parecido podríamos decir del TAV, nuevo emblema de la civilización frente a los bárbaros, tras el que se esconde un gigantesco negocio gracias al cual un gran dineral pasará del espacio público al privado. Que es de lo que trata el desarrollo en el sistema capitalista, no nos engañemos.
Así las cosas, no me ha extrañado el lenguaje elegido por Urkullu para justificar su aceptación de la supeditación de Euskal Herria a las decisiones españolas: «actitud sensata y absolutamente responsable». La sumisión implica sensatez y responsabilidad. Obviamente, la insumisión es un ejercicio de insensatez e irresponsabilidad. ¿Por qué no decir directamente que la sumisión es civilizada y la insumisión nos lleva a la barbarie?