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Mientras la siniestralidad laboral sea rentable

Manuel Fernando Cordero, el albañil fallecido ayer en Gasteiz tras caerse del andamio donde trabajaba, es el tercer trabajador muerto en accidente laboral esta semana en Euskal Herria, después de los fallecidos en sendos accidentes en Bilbo en Iruñea. También la semana pasada hubo un trabajador fallecido en su puesto de trabajo, y rara es la semana en la que no muera algún trabajador. Muertes lamentables, pero no inevitables. Por eso cada cierto tiempo desde las administraciones anuncian medidas, leyes y campañas, por que esos accidentes son evitables. Sin embargo, todas esas medidas, leyes y campañas se muestran inútiles, pero se llevan a cabo para demostrar que se hace algo. Es claro, pues, que no se aborda el problema como se debe. Y es que mientras no exista una verdadera voluntad por parte de la patronal y las instituciones, es decir, mientras la precariedad laboral y sus consecuencias sigan siendo rentables y se permita que así sea, no será posible atajar uno de los problemas más sangrantes de esta sociedad. A más de uno le puede parecer dura esta afirmación; sin embargo, lo verdadera, objetivamente duro son las condiciones que se ven obligados a soportar los trabajadores, sobre todo cuando son víctimas de accidentes o enfermedades cuyas causas son esas condiciones de trabajo.

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