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Maite SOROA | msoroa@gara.net

Se consumó el disparate

Consumado el disparate de encarcelar a un ciudadano por haber, presuntamente, increpado a una concejala del PP, hacía falta quien envolviera producto de tan escasa calidad jurídica y democrática con el celofán del periodismo para poder así colocarlo en el escaparate. Le tocó en suerte a Tonia Etxarri en «El Correo Español».

Según la columnista, «seguramente si todos los cargos públicos amenazados por los terroristas hubieran tenido el arrojo y la diligencia de la concejala del PP de Getxo, Marisa Arrúe, ahora mismo muchos envalentonados de la kale borroka estarían cumpliendo penas impuestas por la Justicia». Observen que, motu proprio, Etxarri le ha adjudicado la condición de «terrorista» a Zigor Goikoetxea.

Lo que lamenta la escribiente es que «nuestra historia está trufada de casos de amenazados e insultados en plena calle, pero muchos de los coaccionadores se han librado de pagar por ello sin tener que rendir cuentas ante el juez, bien porque sus víctimas no han querido sufrir las consecuencias de una posible venganza y han preferido no presentar denuncia, bien porque el momento político no aconsejaba a la Fiscalía un enfrentamiento judicial con el entorno de ETA o bien porque el Gobierno vasco los ha considerado incidentes callejeros sin mayor trascendencia». O, tal vez, porque hubo un tiempo en el que el sentido de la proporción y el común tenían alguna presencia en la vida política y judicial vascas.

Pero se queda más tranquila porque «ahora los tiempos han cambiado y quienes cometen el delito de coaccionar y amenazar a un cargo público tienen que pagar un precio. Y si una persona amenazada presenta denuncia, como ha sido el caso de la edil popular Marisa Arrúe, que decidió llevar a su acosador a los tribunales, los jaleadores del terrorismo saben que la intimidación que practican les terminará pasando factura. Zigor Goikoetxea, hermano del presunto jefe del `comando Vizcaya' desarticulado, ya se dio ayer por enterado de que las amenazas de muerte, en este país, constituyen un delito». Tengo para mí que el «delito» de Zigor Goikoetxea es, precisamente, ser hermano de Arkaitz. ¿No les parece?

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