En opinión de los expertos, Corea del Norte ha querido poner fin a las negociaciones con EEUU haciendo pública su decisión de interrumpir el desmantelamiento de sus instalaciones nucleares. Al parecer, prefiere esperar al nuevo inquilino de la Casa Blanca.

Después de meses en una especie de callejón sin salida, Corea del Norte anunció el pasado martes la suspensión del desmantelamiento de su armamento nuclear y amenazó con reactivar su principal reactor en respuesta a la negativa de Estados Unidos de retirar a Corea del Norte de la lista de países que «apoyan al terrorismo», lo que le impide beneficiarse de ayudas y bloquea los prestamos de organizaciones internacionales.

Para Yang Moo-min, profesor de la Universidad de Estudios Norcoreanos de Seúl, Pyongyang «parece haber hecho una elección estratégica de no seguir negociando con la Administración Bush».

Para retirar al país de la citada lista, EEUU le impone la obligación de aceptar un mecanismo completo de comprobación -inspecciones sorpresa, acceso a muestras de materiales y equipamientos, estructuras...-.

Pero Seúl exige que la retirada se dé en primer lugar y ninguna de las dos partes se hace cargo del bloqueo de las negociaciones intermitentes entre EEUU, China, Corea del Sur, Japón, Rusia y Corea del Norte.

«Estados Unidos quizás prefiera que la situación permanezca en este estado hasta las elecciones presidenciales de noviembre, pero problema consiste en saber si Wa-shington y sus aliados pueden guardar el control de la situación, ya que es muy probable que Corea del Norte aumente la presión en los próximos meses», consideró Kim Yeon-chul, director del Instituto de Investigaciones para la Paz de Seúl.

Por otra parte, Rusia expresó su «decepción y preocupación» la decisión de Corea del Norte pero, respaldó responsabilizó de ese paso a EEUU.