El veterano cineasta Rudolf Thome pertenece a la generación de Volker Schlondörff, nacida durante la guerra. Su treintena de películas permanecen inéditas aún en nuestras pantallas comerciales, con lo que el estreno de «Lo visible y lo invisible» adquiere una importancia inusitada. Presentada en la última edición de la Berlinale, la película es un drama sobre las relaciones personales que incide en el aspecto contemporáneo de la incomunicación. Retrata a una pareja de pintores, separados por el éxito y su opuesta actitud vital. Él ha alcanzado el reconocimiento oficial a través de un importante premio económico y se siente vacío, mientras que ella sigue pintando con la ilusión del primer día.

El hombre intenta encontrar comprensión en su hija, con la que se comunica sin palabras, mediante notas escritas en un cuaderno. La mujer interrumpe su obra para recomenzar con una obra cuyo título coincide con el de la película, una vez que descubre que el amor se ha terminado y que ha perdido a su compañero profesional y sentimental para siempre. Lo que se plantea es la validez del arte para encontrar formas de expresión que conecten a las personas unas con otras, apelando a su sensibilidad.