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Fin y principio

«El bosque del luto»

La realizadora japonesa Naomi Kawase es muy querida en el Festival de Cannes, donde «El bosque de luto» ganó el Gran Premio del Jurado. A lo largo de su obra esta mujer se ha visto marcada por el trauma de la perdida, ya que de niña fue confiada a una tía suya por sus padres. Cuando la anciana comenzó a sufrir demencia senil, su sobrina tuvo la idea para la película. En cuanto a estilo se nota que ante todo es documentalista, por lo que dirige a actores no profesionales. Una tendencia que también se aprecia en la utilización del fuera de campo, ya que los intérpretes reaccionan ante sonidos o visiones que no están al alcance del espectador. La manera de filmar la naturaleza, bastante contemplativa, y la influencia que tiene en la segunda parte de la película y en el desenlace final confirman este aspecto.

Entre el anciano Shigeki y la cuidadora Machiko, existe una afinidad que proviene de algo profundo que no tardará en revelarse. Ocurre durante una excursión en la que ella le saca de paseo para salir de la residencia y airearse, como celebración del cumpleaños del paciente. Van al campo y el coche queda en la cuneta, situación que Shigeki aprovecha para perderse en el bosque e ir al encuentro de la tumba de su mujer, a la que sigue escribiendo desde su muerte. Perdidos dos días en el lugar descrito en el título, ambos experimentan una vuelta al origen y principio de las cosas que son su fin mismo. Machiko supera así la ausencia de su hijo, fallecido en accidente, al identificarse con el dolor de su compañero de viaje y la correspondiente liberación, una vez dejada definitivamente atrás la alargada etapa de duelo o luto permanentes. Para expresar tales pensamientos filosóficos Naomi Kawase utiliza metáforas visuales de una sencillez y un ingenuismo conmovedores.

 
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