Nuevas denuncias de tortura
Nueva denuncia de tortura de dos jóvenes encarcelados sin auto
Xabier Sagardoi y Luis Goñi están en prisión tras pasar incomunicados por la Audiencia Nacional. En el breve tiempo que pudieron compartir con sus familiares, narraron que han sido golpeados en todo el cuerpo y amenazados.
GARA | MADRID
El juez de Instrucción número 3 de la Audiencia Nacional española, Fernando Grande-Marlaska, envió ayer a prisión a los jóvenes de Barañain Luis Goñi y Xabier Sagardoi, que han permanecido cinco días incomunicados en manos de la Guardia Civil tras ser detenidos el pasado domingo. Ambos explicaron luego a sus familiares, con quienes pudieron hablar sólo unos minutos, que han sido torturados durante ese periodo. Los datos difundidos por Askatasuna son muy escuetos, ya que la comunicación que pudieron tener con sus allegados fue extremadamente breve y a su abogada de confianza no se le permitió hablar con ellos.
Los jóvenes fueron conducidos en un furgón de la Guardia Civil a la Audiencia Nacional española sobre de las 10.00 de la mañana, y allí prestaron declaración ante Grande-Marlaska por espacio de una hora cada uno, todavía en situación de incomunicación. A pesar del cordón que formaron agentes de la Policía española en torno al edificio, una veintena de familiares y amigos que se desplazaron hasta Madrid aplaudieron y mostraron su apoyo a los jóvenes al paso del furgón policial. Sólo tras prestar declaración en el despacho del juez, y ya con la noticia de que habían sido enviados a prisión, Goñi y Sagardoi pudieron reunirse con algunos allegados por un breve espacio de apenas cinco minutos, momento en el que éstos les hicieron saber que habían sido torturados y golpeados en manos de los militares.
Según detallaron, a lo largo de estos cinco días han permanecido con los ojos tapados en todo momento y han recibido golpes por todo el cuerpo. Además, denunciaron que les han aplicado «la bolsa» en numerosas ocasiones y que les amenazaron con ponerles los electrodos, e incluso simularon hacerlo. Asimismo, también aseguraron haber sido maltratados sicológicamente; los agentes intentaron hacerles creer, por ejemplo, que habían arrestado a su compañera o que su madre había sido ingresada en el hospital.
Pese a serles levantada la situación de incomunicación, no les permitieron reunirse con su abogada de confianza tras pasar por el despacho de Grande-Marlasca, e ingresaron en la madrileña cárcel de Soto del Real de modo inmediato.
Cinco días sin noticias
Estas denuncias no hacen sino confirmar los peores presagios de los allegados y amigos de los barañaindarras, que a lo largo de esta semana han denunciado que al encontrarse los detenidos en situación de incomunicación, existía «un grave peligro» de que estuviesen siendo maltratados. Esta alarma se multiplicó al conocer que tampoco podrían contar con abogado de confianza al pasar ante el juez.
El martes, los familiares más cercanos acudieron junto a portavoces del movimiento pro-amnistía al despacho del Defensor del Pueblo de Nafarroa, Francisco Javier Enériz, para mostrarle su «preocupación» por la situación de los jóvenes, así como exigirle que intercediese para que les fuese levantada la incomunicación.
La madre de Goñi se mostró muy angustiada porque no conocía el paradero de su hijo ni le habían dado ninguna información sobre su situación, por lo que denunció que estaba «secuestrado». Hasta ayer no se tuvo noticia de los detenidos, tras cinco días de mutismo oficial sobre su paradero.
El movimiento pro-amnistía, por su parte, remitió a Enériz el testimonio de torturas hecho público por los lesakarras Mattin Sarasola e Igor Portu. «La última vez que dos navarros fueron incomunicados por la Guardia Civil, uno terminó ingresado en la UCI», recordó. Ninguna institución ha hecho nada.
Después de un operativo similar contra la kale borroka llevado a cabo en noviembre del pasado año en Burlata y Tafalla, en el que fueron detenidos seis jóvenes, los arrestados también denunciaron haber sufrido similares maltratos físicos y síquicos en manos de la Policía española y la Guardia Civil.
Los jóvenes de Barañain Xabier Sagardoi y Luis Goñi han explicado que desde su arresto el pasado domingo, durante los cinco días, los agentes del instituto armado los han tenido en todo momento con los ojos tapados.
Una veintena de familiares y amigos de los detenidos se desplazaron hasta Madrid para mostrarles su apoyo. La Policía española trató de impedir que se acercaran al furgón y los apartó del lugar.
Nada más conocer el relato de las torturas sufridas por los dos jóvenes, Askatasuna mostró su hastío ante esta práctica «impune». Indicó que este suceso pone de manifiesto la disposición del Estado español a emplear «todo tipo de métodos crueles para conseguir declaraciones policiales y extender el pánico entre la ciudadanía vasca, en definitiva para réditos políticos».
Puso sobre la mesa las 33 denuncias de tortura presentadas en lo que va de año, y recordó que el cómputo de este tipo de denuncias en los últimos treinta años asciende hasta las 7.000 denuncias. «¿Cómo puede ser que en pleno siglo XXI y en el corazón de la Unión Europea se dé este número de denuncias por tortura?», se pregunta la organización antirrepresiva en su nota de prensa.
Asegura que la denuncia de estos dos jóvenes rememora los episodios «más negros del franquismo». Pese a que ha transcurrido tiempo desde entonces, Askatasuna alerta de que la tortura «sigue empleándose con total impunidad».
Añade que esta práctica se basa «en la decisión política de José Luis Rodríguez Zapatero y Alfredo Pérez Rubalcaba» y cita que cuenta con «el soporte político, judicial y mediático». «Todo esto hace posible su existencia», concluye.
Ayer, 42 personas se concentraron por los presos en Alde Zaharra de Iruñea, 51 en Txantrea y 25 en Berango. La víspera fueron 29 en Atarrabia.
Ambos denunciaron que los militares les amenazaron con ponerles los electrodos, e incluso llegaron a simularlo para tratar de asustar a los jóvenes.
Familiares y abogados habían indicado en los últimos días que no sabían qué se imputaba a Xabier Sagardoi y Luis Goñi. Y ahora, aunque ambos estén ya en prisión, siguen sin saberlo. El juez instructor no ha concretado ninguna acusación de acciones de «kale borroka» contra ellos, más allá de la genérica de «pertenencia a ETA» al considerarlos miembros de Segi, cuestión que se ha convertido en una constante ya en las últimas redadas.
En este caso, llama la atención además que Sagardoi y Goñi hayan sido encarcelados sin que se redactara siquiera un auto de prisión, como es norma. Fuentes judiciales citadas por la agencia Efe lo justificaron aludiendo a que la operación policial sigue abierta. Así lo declaró el domingo el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba. De hecho, el sábado se indicó que la Guardia Civil acudió a un domicilio de Iturrama buscando a un tercer joven al que no encontró. Según esta versión, por tanto, el juez Grande-Marlaska se habría saltado el preceptivo auto de prisión con el fin de facilitar las labores policiales. Y se da el caso de que, como recordó el movimiento pro-amnistía el martes, ambos habían sido seguidos antes por la Policía: «Se supone entonces que tendrían pruebas contra ellos», apuntó Josu Esparza el martes.
Lo cierto es que transcurridos los cinco días y cinco noches de incomunicación, nadie sabe si hay alguna imputación concreta de acciones violentas contra Sagardoi y Goñi. Las informaciones de agencias como Efe titulaban que «Marlaska envía a prisión a los dos detenidos de Barañain por pertenecer a Segi», aunque luego se apuntaba que la Fiscalía habría añadido también acusaciones genéricas de «estragos» y «daños terroristas».
La defensa de los dos jóvenes capturados por la Guardia Civil tampoco pudo estar presente en la declaración judicial, que éstos realizaron incomunicados todavía. Sagardoi y Goñi permanecieron en el despacho de Grande-Marlaska cerca de una hora cada uno de ellos.
Antes de llegar a este momento, las FSE agotaron el límite de cinco días de incomunicación, pese a que, como también es normal habitual, al llegar el tercer día muchos medios dieron por seguro que pasarían a declarar ante la Audiencia Nacional a lo largo del miércoles sin tener garantía alguna de ello. La detención se prolongó luego durante otras 48 horas. R.S.