Anestesiar a la afición con buenas palabras
Beñat ZARRABEITIA
Fernando García Macua aprovechó la mañana de ayer para visitar al equipo en Lezama. El máximo mandatario rojiblanco sabe que su credibilidad no pasa por un buen momento y que el traspaso de Aduriz ha sido una operación de alto riesgo donde se ha tenido más en cuenta el cuadrar las cuentas que el potencial de un equipo cuya meta para esta temporada debería ser meterse en la pelea por Europa.
Ahora, el presidente sabe que el público está desencantado, que su gestión no convence a demasiada gente y que la cosa se puede complicar aún más si la pelota no entra. Algo, que dicho sea de paso, nadie desea. Nadie. Por todo ello, ayer compareció para pedir unidad y «apoyo» al equipo en cuanto el balón eche a rodar. La verdad, en eso tiene razón, los jugadores se merecen siempre el máximo apoyo de la afición, especialmente en los momentos difíciles, y eso es algo que debe diferenciar al Athletic de los demás. Sin embargo, el calor a los futbolistas no tiene nada que ver, ni ha de mezclarse, con la crítica legítima a quienes dirigen el club. En ese plano, los socios y aficionados se deben manifestar como lo deseen, al igual que hicieron en la presentación -unos con pitos y otros con aplausos- al crispado discurso de Macua. Y esto es algo que debe alejarse de lo deportivo y que nada tiene que ver con no apoyar al equipo.
No se trata de ninguna invitación al mal ambiente, simplemente una petición para que no se trate de anestesiar con buenas palabras, en nombre del «apoyo al equipo», a una afición que en los últimos tiempos lleva viendo demasiadas cosas como para no estar contento. El ser diferentes también implica saber como se conservan unas señas de identidad. Aunque sea protestando, que es totalmente legítimo.