Raimundo Fitero
Comparecencias
Lo del avión de Spanair sigue siendo un filón televisivo y mediático, aunque no tenga un desarrollo muy largo en términos partidistas. Vi parte de la comparecencia y me parecieron sobreactuadas, una suerte de actitud de vedette, las intervenciones de Uxue Barco, tan encantada de haberse conocido, gesticulando, chupando tiempo y cámara. Fue la única nota discordante en una sesión marcada por el buenrollismo, el tono de la no crispación y las pocas ganas de discutir sobre algo que anda en proceso de investigación, aunque a las pocas horas, portavoces de la compañía desmintieron a la ministra sobre si habían preparado un avión para sustituir al siniestrado o no. No comprendo el valor procesal del matiz, pero si avisan a quien corresponda de que si deben cambiar, el sustituto tiene tal matrícula, es que en algún momento, sí pensaron en sustituirlo.
Otra comparecencia que se convierte en apertura de telediarios es la que tiene Arnaldo Otegi en las puertas de la prisión de Martutene. Traía la camisa blanca, la emoción controlada, el discurso claro y nítido. Fue una comparecencia improvisada, y sin admitir preguntas. Lo admitimos sin rechistar por las circunstancias, pero que no cunda el mal ejemplo, si te pones delante de unas alcachofas debes admitir preguntas, porque amigo, las respuestas las tienes todas, y muy meditadas y muy ajustadas a los deseos de muchas personas de la izquierda abertzale. «On verra, mon pot», pero ya te colocan los medios cuatro condenas más, y ha salido la voz de la inconsciencia, Pepiño y sus retóricas de pequeño urdidor de contrarreformas. Era para amargar el retorno de vacaciones de muchos, pero hasta él sabe que no hay solución sin negociación.
Ojo con Sarah Palin, la segunda del republicano McCain, porque es la más reaccionaria del mundo. Es la parte dura del pensamiento más retrógrado del republicanismo, es pura extrema derecha. Pero puede tener su gancho ya que es mujer, guapa, y convertirse en la gran atracción fatal para un voto pendular. Compareció para aceptar nominación y equilibró el discurso supuestamente blando del cabeza de cartel. Su figura televisiva es un alarde publicitario.